La reciente propuesta del presidente estadounidense Donald Trump para reducir drásticamente el precio de los medicamentos en su país ha provocado una reacción inmediata del gobierno mexicano. Bajo el principio de “nación más favorecida”, Trump propone alinear los precios de los fármacos vendidos en Estados Unidos con los más bajos disponibles en otros países, lo que podría generar distorsiones en los mercados internacionales, presionar a países exportadores como México y poner en riesgo los esfuerzos por fortalecer su soberanía farmacéutica.
Ante esta coyuntura, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció en su conferencia matutina del lunes que su gobierno se encuentra evaluando cuidadosamente el alcance y las posibles repercusiones del decreto estadounidense. “Ese decreto se anunció apenas el día de ayer, pero yo creo que es lo contrario. De cualquier manera, lo está analizando la Secretaría de Salud y la Secretaría de Economía”, declaró. Además, adelantó que el martes se presentarían acciones concretas para fortalecer la producción farmacéutica nacional.
Rumbo a una mayor soberanía farmacéutica
Sheinbaum confirmó que su administración tiene entre sus prioridades fortalecer la soberanía en la producción de medicamentos, mediante políticas que incentiven la instalación de empresas farmacéuticas en territorio nacional. El objetivo es reducir la dependencia de importaciones, garantizar el abasto de medicamentos esenciales y mejorar la competitividad de precios en el sistema de salud público.
“Lo que estamos buscando, a través de las compras que hace el gobierno, es que más empresas vengan a instalarse en México para que se produzca el medicamento en el país y que esto represente mayor soberanía y competitividad en los precios”, señaló la mandataria, subrayando la importancia de este giro estratégico para el sistema de salud y la economía nacional.
Este planteamiento se alinea con las políticas iniciadas durante el sexenio anterior, cuando se autorizó por decreto la compra internacional de medicamentos, una medida inédita que buscó corregir ineficiencias estructurales y abrir el mercado mexicano a proveedores globales.
El desafío de la “nación más favorecida”
El anuncio de Trump, realizado el pasado domingo a través de la red Truth Social, plantea reducir el precio de los medicamentos recetados en EE.UU. entre un 30 % y 80 %, aplicando el precio más bajo pagado por cualquier otro país desarrollado. “Los medicamentos en EE.UU. han llegado a costar entre cinco y diez veces más que en otros países, pese a ser fabricados en los mismos laboratorios y por las mismas empresas”, escribió el presidente.
Esta medida busca combatir el alto costo de los medicamentos en el sistema estadounidense, pero también podría tener implicaciones negativas para otros países, al alterar las condiciones contractuales, comerciales y de acceso a productos farmacéuticos. México, que tradicionalmente ha mantenido precios más bajos en fármacos que su vecino del norte, podría verse presionado a renegociar condiciones con proveedores o sufrir encarecimientos si el nuevo modelo se impone.
Desde el punto de vista regulatorio, expertos advierten que este tipo de políticas pueden desincentivar la innovación, impactar en los márgenes de rentabilidad de los fabricantes y generar tensiones comerciales. México, como país con una importante industria farmacéutica en crecimiento y una demanda sostenida del sistema público de salud, necesita una estrategia de contención que garantice el acceso, sostenibilidad financiera y autonomía del sector.
Producción nacional como estrategia estructural
Las acciones anunciadas por Sheinbaum no se limitan a una respuesta coyuntural. La promoción de la producción nacional de medicamentos se perfila como una estrategia estructural para atender las demandas de un sistema de salud que requiere abastecimiento continuo, precios accesibles y regulación efectiva de calidad.
Además del impacto positivo en la seguridad sanitaria, la instalación de más plantas farmacéuticas representa una oportunidad para el desarrollo industrial, la atracción de inversión extranjera directa y la creación de empleos altamente especializados. El gobierno ha señalado que estas medidas podrían articularse con programas de compras públicas, esquemas de licitación más eficientes y procesos de validación acelerada para medicamentos genéricos y biocomparables.
Expectativas del sector salud
Las declaraciones presidenciales abren el debate sobre el rol del Estado en la regulación del mercado farmacéutico, la necesidad de modernizar el marco legal para favorecer la producción local y la importancia de contar con datos actualizados sobre precios, abastecimiento y patentes.
Para el sector médico, hospitalario y académico, el fortalecimiento de la industria farmacéutica nacional se traduce en mayor estabilidad en el suministro, acceso a terapias innovadoras en menor tiempo y potencial reducción de costos operativos.
A corto plazo, se espera que las Secretarías de Salud y Economía presenten una hoja de ruta que incluya incentivos fiscales, flexibilización administrativa y fortalecimiento del rol de organismos como COFEPRIS y BIRMEX, en línea con la política de acceso universal a medicamentos esenciales.