En un mundo donde el envejecimiento poblacional avanza con rapidez, la atención y protección de las personas mayores en México se vuelve una prioridad impostergable para los sistemas de salud y bienestar social. En el marco del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, la Secretaría de Salud de México reiteró su compromiso con el trato digno hacia este grupo poblacional, destacando que garantizar su bienestar físico y emocional implica combatir todo tipo de violencia visible o invisible y fortalecer el acceso efectivo a servicios de salud.
Liliana Giraldo Rodríguez, investigadora del Instituto Nacional de Geriatría (INGer), advirtió que la violencia hacia las personas mayores no siempre es evidente. “La violencia contra las personas mayores muchas veces se esconde en lo cotidiano: cuando se les ignora, se les humilla o se les hace sentir inútiles”, explicó la experta. Estos actos, aunque sutiles, vulneran la dignidad y los derechos humanos de este grupo, tal como lo reconoce la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
El maltrato en la vejez: una problemática en aumento
Según el estudio Maltrato en la vejez: caracterización y prevalencia en la población mexicana, realizado por la doctora Giraldo Rodríguez, la prevalencia de maltrato en adultos mayores en México aumentó de 10.3% en 2006 a 19.6% en 2018. Este incremento no solo evidencia un fenómeno multifactorial relacionado con el envejecimiento demográfico, la sobrecarga de cuidadores, y la debilidad de redes familiares y sociales, sino también una necesidad urgente de respuestas intersectoriales y así brindar una protección de las personas mayores en México.
Las formas de maltrato abarcan desde agresiones físicas y psicológicas, hasta negligencia, despojo patrimonial, exclusión o abandono. En muchos casos, estas violencias se ejercen en el ámbito familiar o institucional, lo que dificulta su detección y atención oportuna.
Políticas públicas con enfoque de derechos
Ante este panorama, el Estado mexicano ha desarrollado programas enfocados en fortalecer la atención y protección a las personas adultas mayores. En 2018, durante el inicio de la Cuarta Transformación, se implementó la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, un apoyo económico bimestral de 6,200 pesos, que busca reconocer el aporte histórico de esta población y mejorar su calidad de vida.
Más recientemente, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el gobierno federal puso en marcha el programa Salud Casa por Casa, una estrategia articulada por las Secretarías de Salud y de Bienestar que marca una evolución hacia un modelo de atención más cercano, humano y preventivo.
Con la participación de aproximadamente 20 mil facilitadores de salud, este programa realiza visitas domiciliarias a personas adultas mayores y a personas con discapacidad, con el fin de ofrecerles atención médica integral, gratuita y centrada en sus necesidades particulares. Se prioriza la prevención y el diagnóstico temprano en áreas como salud mental, función musculoesquelética, capacidad auditiva y visual, entre otros determinantes de la autonomía funcional.
Innovación en salud pública: atención centrada en la persona y su contexto y protección de las personas mayores en México
Una de las mayores fortalezas del modelo Salud Casa por Casa es su enfoque contextual: al ingresar al entorno doméstico, el personal de salud puede observar factores clave como la alimentación, higiene, condiciones de movilidad, interacción familiar y posibles señales de negligencia o abandono. Esta visión holística permite diseñar intervenciones más pertinentes, personalizadas y sostenibles lo que contribuye a la atención y protección de las personas mayores en México .
Además, el contacto directo con las personas mayores refuerza la construcción de vínculos de confianza, lo que facilita la identificación de situaciones de riesgo y la activación de redes de apoyo social o institucional en caso de requerirse.
“Promover entornos libres de maltrato, con acceso efectivo a servicios de salud y acompañamiento familiar, es clave para garantizar su bienestar físico, emocional y social”, subrayó la doctora Giraldo Rodríguez.
Un llamado a la corresponsabilidad social y sanitaria
Más allá de los programas institucionales, el abordaje del maltrato en la vejez requiere de una corresponsabilidad amplia que incluya a las familias, los profesionales de salud, las comunidades y el Estado. La formación del talento humano en salud debe incorporar competencias en gerontología, trato digno y detección de violencia, mientras que las políticas públicas deben garantizar continuidad en la atención, protección legal y cobertura sanitaria universal para este grupo.
La visibilización de esta problemática y la implementación de programas como Salud Casa por Casa representan pasos importantes hacia una política de envejecimiento saludable, incluyente y respetuosa de los derechos humanos.
