México ocupa un lugar preocupante entre los países con mayor carga de diabetes tipo 2 a nivel mundial. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 (Ensanut), el 18 % de la población adulta vive con esta enfermedad. De ellos, cerca del 74 % no alcanza las metas adecuadas de control glucémico, lo que incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones graves como insuficiencia renal, amputaciones y retinopatía diabética.
Este panorama no solo representa una crisis sanitaria, sino también un desafío económico de gran escala. Datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que la mortalidad por diabetes en México es casi tres veces superior al promedio regional, y las enfermedades no transmisibles (ENT), en conjunto, están generando pérdidas millonarias que comprometen el desarrollo.
Tirzepatida: innovación dual para el control metabólico
En este contexto, la introducción de tirzepatida ofrece una alternativa innovadora y prometedora. Esta molécula, recientemente autorizada en México por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), actúa de forma simultánea sobre los receptores de dos incretinas clave: el GIP (péptido insulinotrópico dependiente de glucosa) y el GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1).
Este mecanismo dual permite que la tirzepatida:
- Estimule la secreción de insulina de manera glucodependiente, reduciendo el riesgo de hipoglucemia.
- Mejore la sensibilidad a la insulina en tejidos musculares.
- Regule el apetito y la saciedad, actuando sobre el sistema nervioso central.
- Influya en el metabolismo lipídico y la distribución del tejido graso a través de su acción sobre los adipocitos.
Estos efectos combinados favorecen un control glucémico integral y sostenible, lo que la convierte en una opción atractiva para los pacientes que no logran estabilizar su enfermedad con esquemas terapéuticos previos.

Resultados clínicos y perfil de seguridad
Juan Pablo Ramírez Contreras, director médico del área de Diabetes en Lilly México, explicó que los ensayos clínicos han demostrado que tirzepatida permite alcanzar las metas de control glucémico en un 80 a 92 % de los pacientes tratados, lo cual representa un avance significativo frente al panorama actual del país.
El perfil de seguridad también ha sido favorable. Los efectos adversos más reportados fueron gastrointestinales principalmente náuseas presentes en aproximadamente el 20 % de los casos. Estos eventos fueron catalogados como leves a moderados y transitorios. Para mitigar estas molestias, se recomienda comenzar con dosis bajas y hacer incrementos progresivos, acompañados de ajustes dietéticos personalizados.
Una política de salud debe acompañar la innovación terapéutica
A pesar de estos avances, los especialistas advierten que el tratamiento farmacológico, por innovador que sea, no sustituye la necesidad de una estrategia integral, que incluya diagnóstico temprano, educación al paciente, control de comorbilidades y monitoreo constante.
“El interés creciente en terapias inyectables, como tirzepatida, debe ir siempre acompañado de la indicación y supervisión de un profesional de la salud. Es fundamental evitar la automedicación y el uso no supervisado para prevenir riesgos”, subrayó Ramírez Contreras. Agregó que “el tratamiento de la diabetes tipo 2 requiere un enfoque personalizado y un seguimiento constante”.
México ante la gran tormenta de las ENT: baja inversión y alta carga
La OPS advirtió recientemente sobre una “Una gran tormenta acecha en el horizonte” que se avecina en Latinoamérica debido a los efectos económicos de las ENT y los trastornos de salud mental, con una proyección de pérdidas superiores a los 7,3 billones de dólares entre 2020 y 2050 por reducción de productividad y aumento en el gasto sanitario. Aunque México no fue incluido en este informe específico, las cifras nacionales reflejan una situación comparable, tal como lo reconoció Silvana Luciani, jefa de la Unidad de ENT de la OPS.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países deben invertir al menos el 6 % del PIB en gasto público en salud. Sin embargo, en México, esa cifra apenas alcanza el 2,4 %, la más baja desde 2010, de acuerdo con México Evalúa. Esta limitada inversión compromete la sostenibilidad de los programas preventivos y dificulta la implementación equitativa de tratamientos innovadores.
Iniciativas que muestran el camino
A pesar de los retos, México ha logrado avances regulatorios y de salud pública que merecen ser destacados: el etiquetado frontal de alimentos, el impuesto a las bebidas azucaradas y la eliminación progresiva de grasas trans. Además, el país se sumó a la Iniciativa HEARTS de la OMS y la OPS, que ya opera en casi 500 centros de salud. Este modelo busca estandarizar la gestión del riesgo cardiovascular, incluyendo la hipertensión, la diabetes y la dislipidemia.
En palabras del director de la OPS, Jarbas Barbosa:
“Esta no es solo otra crisis de salud. La creciente carga de las ENT y las afecciones de salud mental se ha convertido en una emergencia económica, quizás el mayor desastre económico en salud”.
Una visión integradora: salud física y salud mental
El abordaje de la diabetes tipo 2 también requiere integrar la dimensión emocional del paciente. Así lo explicó Matías Irarrázaval, asesor regional en salud mental de la OPS, al señalar que la salud mental no debe abordarse como un componente separado:
“Cuando alguien viene a consulta por diabetes, debemos preguntarle por su situación emocional”.
Actualmente, México destina apenas 1,3 % del presupuesto de salud a la salud mental, cuando la OMS recomienda un mínimo del 5 % para países de ingresos medios. Esta brecha pone en riesgo la adherencia al tratamiento y limita la efectividad de cualquier innovación terapéutica.