PUBLICADO: julio 18, 2025 | 12:00 pm

EE. UU. Objeta enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional de la OMS y sus consecuencias en la Cooperación Global

Estados Unidos rechaza enmiendas 2024 del Reglamento Sanitario Internacional de la OMS al considerar que vulneran su soberanía y dispara un debate global urgente.
EE. UU. Objeta enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional de la OMS y sus consecuencias en la Cooperación Global

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La Administración de EE. UU. notificó su rechazo a las enmiendas de 2024 al Reglamento Sanitario Internacional de la OMS, generando un agudo debate sobre hasta dónde debe llegar la vigilancia global en salud pública y el equilibrio con la autonomía nacional.

Una decisión que sacude la arquitectura de la salud mundial

La negativa de Estados Unidos, se fundamenta en las recientes modificaciones al IHR (International Health Regulations), diseñadas para agilizar la coordinación internacional frente a amenazas como pandemias y brotes emergentes. Estas reformas proponían plazos más cortos de notificación de eventos sanitarios, la creación de un Comité de Emergencia permanente con potestades para recomendar medidas de contención y una línea de financiamiento de emergencia para países en desarrollo. Sin embargo, la Casa Blanca y el Departamento de Salud argumentaron que tales medidas conceden a la OMS facultades excesivas, capaces de interferir en decisiones soberanas de cada país.

Las reservas de Washington: límites a la intervención global

En un comunicado conjunto, los Departamentos de Estado y de Salud y Servicios Humanos (HHS) manifestaron que las enmiendas permitían al Director General de la OMS sugerir restricciones de viaje y cuarentenas basadas en “riesgos percibidos” sin definiciones claras; otorgaban a la OMS la capacidad de activar protocolos de respuesta en Estados Parte aunque estos no consintieran explícitamente dichas acciones; y carecían de salvaguardas suficientes para proteger información sensible y evitar su uso con fines políticos . La objeción formal fue calificada como un acto de defensa de la soberanía, pues de no registrarse reservas antes del 19 de julio de 2025, las enmiendas habrían entrado en vigor automáticamente para todos los signatarios, impidiendo un “retorno” posterior.

Impacto inmediato en la cooperación multilateral

La decisión de EE. UU. sobre estas enmiendas, puede desencadenar varios efectos negativos en la gobernanza de crisis sanitarias. En primer lugar, interrumpe el flujo de datos críticos hacia la red de alerta temprana de la OMS, debilitando la capacidad global de detección rápida de brotes. En segundo lugar, amenaza con reducir el financiamiento y la entrega de asistencia técnica a países con sistemas de salud frágiles, al relegar la coordinación prioritaria hacia agencias nacionales como los CDC y USAID. Expertos del Johns Hopkins Center for Health Security advirtieron que la fragmentación de estándares puede dar lugar a protocolos dispares ante una misma emergencia, complicando intercambios de suministros médicos y ralentizando los ensayos clínicos multinacionales.

Reacción de la OMS

Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, calificó la objeción como “un contratiempo que debe resolverse con diálogo” y sostuvo que las reformas no implican imposición de políticas sanitarias sin el aval expreso de los Estados Parte. La organización convocó mesas técnicas para revisar cláusulas controvertidas, con la meta de alcanzar un consenso que reconcilie las preocupaciones de soberanía con la necesidad de una colaboración efectiva.

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Mirando al futuro: estrategias nacionales y alianzas alternativas

Ante este escenario, EE. UU. ha anunciado que reforzará sus redes bilaterales de cooperación en salud, buscando acuerdos directos con países de América Latina, África y Asia para mantener su capacidad de respuesta inmediata. Asimismo, explorará el fortalecimiento de plataformas privadas y ONG para suplir posibles huecos en la provisión de insumos críticos durante emergencias. Mientras tanto, diversas naciones europeas, como Alemania y Francia, hicieron un llamamiento a “no dar un paso atrás” en la integración de la salud mundial, proponiendo incluso la creación de un fondo paralelo que apoye los mecanismos de la OMS sin depender exclusivamente de un solo Estado financiador.

Soberanía versus solidaridad en salud global

El veto estadounidense a las enmiendas del Reglamento Sanitario Internacional revela tensiones profundas entre la defensa de la soberanía y la necesidad de solidaridad global en salud. El modo en que se dirima este conflicto marcará el diseño futuro de la gobernanza sanitaria internacional y la capacidad de la humanidad para anticipar y contener la próxima gran amenaza epidémica.

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