PUBLICADO: agosto 20, 2025 | 9:48 am

Alerta sanitaria en México por consumo excesivo de refrescos: implicaciones graves para la salud pública

México enfrenta una crisis de salud pública vinculada al alto consumo de refrescos. Con un promedio de 166 litros por persona al año, el país se posiciona entre los mayores consumidores mundiales de bebidas azucaradas. Esta situación ha sido relacionada directamente con el incremento de enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes mellitus y los padecimientos cardiovasculares, según alertó el secretario de Salud, David Kershenobich.
Alerta sanitaria en México por consumo excesivo de refrescos: implicaciones graves para la salud pública

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El consumo excesivo de refrescos y bebidas azucaradas en México representa un desafío urgente para la salud pública. Durante la conferencia presidencial “Las mañaneras del pueblo”, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dio paso a una intervención del secretario de Salud, David Kershenobich, quien expuso datos contundentes sobre los efectos negativos del consumo cotidiano de refrescos en la población.

Con un consumo per cápita anual de 166 litros, México se encuentra entre los países con mayor ingesta de refrescos en el mundo. Esta cifra implica que siete de cada diez niños y adolescentes beben refresco diariamente, incluso en el desayuno, lo que ha contribuido a que cuatro de cada diez menores presenten sobrepeso y obesidad, condiciones directamente vinculadas al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles desde edades tempranas.

“Un solo envase de 600 mililitros contiene el equivalente a 15 cucharaditas de azúcar. Esta cantidad, ingerida diariamente, genera daños acumulativos a la salud”, afirmó el secretario Kershenobich, subrayando que los efectos no son inmediatos, pero sí persistentes y graves a lo largo del tiempo.

Diabetes y enfermedades cardiovasculares: consecuencias directas del consumo del consumo excesivo de refrescos

Los datos oficiales revelan que el impacto del consumo de bebidas azucaradas va más allá del aumento de peso. En México, uno de cada tres nuevos casos de diabetes mellitus y uno de cada siete nuevos casos de enfermedades cardiovasculares se atribuyen directamente al consumo de refrescos.

En 2024, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó 112.641 muertes por diabetes mellitus y 192.563 por enfermedades cardiovasculares. Estas cifras ilustran el costo humano y sanitario de una cultura alimentaria que normaliza el consumo habitual de productos altos en azúcar.

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Además, antes de fallecer, las personas afectadas por estas enfermedades suelen perder aproximadamente 10 años de vida saludable, enfrentando complicaciones que deterioran su calidad de vida, como dependencia de tratamientos como la hemodiálisis por insuficiencia renal crónica, hígado graso y cirrosis no alcohólica.

Ni los refrescos “light” se salvan: alerta sobre edulcorantes artificiales

Un aspecto menos visibilizado, pero igualmente preocupante, es el consumo de refrescos «light» o «cero», los cuales, pese a carecer de azúcar, no están exentos de efectos adversos. Según lo señalado por Kershenobich, estas bebidas alteran la microbiota intestinal, y su ingesta prolongada se asocia con un mayor riesgo de infartos y hemorragias cerebrales.

Este dato contradice la percepción de que los productos bajos en calorías son una alternativa segura, y obliga a revaluar el papel de los edulcorantes en la dieta, especialmente en contextos de prevención de enfermedades metabólicas.

Un llamado urgente a la prevención y la reflexión

La postura del secretario de Salud fue clara: la estrategia nacional debe centrarse en la prevención desde la infancia y mantenerla activa a lo largo del ciclo de vida. “La prevención es una herramienta poderosa que debemos fortalecer desde la infancia y a lo largo de toda la vida”, enfatizó.

El mensaje final del Dr. Kershenobich fue un llamado a la reflexión pública frente a los hábitos de consumo cotidianos: “Después de conocer estos datos, debemos preguntarnos si realmente vale la pena tomar un refresco todos los días”.

Esta declaración busca movilizar tanto a los ciudadanos como a los responsables del sistema de salud hacia políticas más firmes en la educación nutricional, el etiquetado de advertencia y la regulación del marketing de bebidas azucaradas, especialmente dirigido a niños y adolescentes.

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