PUBLICADO: septiembre 8, 2025 | 10:40 am

Nuevo estudio revela que los trastornos mentales duplican el riesgo de enfermedad cardiovascular

En México, depresión y otros trastornos mentales pueden duplicar el riesgo cardiovascular, aumentando complicaciones y mortalidad.
Nuevo estudio revela que los trastornos mentales duplican el riesgo de enfermedad cardiovascular

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Un estudio reciente advierte que los trastornos mentales no solo afectan la calidad de vida emocional, sino que también constituyen un factor decisivo en la salud del corazón. La investigación, liderada por la Universidad de Emory y publicada en The Lancet Regional Health–Europe, encontró que la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la ansiedad fóbica y el estrés postraumático pueden duplicar el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y aumentar de forma significativa la mortalidad.

En México, donde las enfermedades cardíacas se mantienen como la segunda causa de muerte y los trastornos psiquiátricos afectan a uno de cada cuatro adultos, la evidencia adquiere una relevancia especial. Este vínculo entre mente y corazón plantea un reto urgente para los profesionales de la salud y para el sistema sanitario, que debe avanzar hacia un modelo de atención integrado, capaz de responder a la doble carga de las enfermedades crónicas y los problemas de salud mental.

Trastornos mentales y riesgo cardíaco: cifras clave

El equipo dirigido por la doctora Viola Vaccarino (MD, PhD) encontró una asociación clara entre trastornos mentales y enfermedades cardiovasculares (ECV). La depresión mayor incrementa en un 72% el riesgo de padecer una patología cardíaca; el trastorno por estrés postraumático en un 57%; el trastorno bipolar en un 61%; el trastorno de pánico en un 50%; y la ansiedad fóbica en un 70%. La esquizofrenia, por su parte, prácticamente duplica la probabilidad de sufrir una enfermedad del corazón.

Además, más del 40% de los pacientes con enfermedad cardiovascular presentan también un trastorno mental, lo que confirma una relación bidireccional que complejiza la atención clínica y aumenta los costos sanitarios, al tiempo que deteriora la calidad de vida de los pacientes.

México frente a la doble carga: salud mental y enfermedades crónicas

Los datos nacionales reflejan la magnitud del problema. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, al menos uno de cada cuatro adultos mexicanos experimentará algún trastorno mental a lo largo de su vida. A la par, la Secretaría de Salud señala que las enfermedades cardiovasculares representan la segunda causa de muerte en el país, después de la diabetes mellitus.

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Esta coexistencia de trastornos mentales y enfermedades crónicas no transmisibles configura una doble carga que compromete tanto a los pacientes como al sistema sanitario. El Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” ha advertido que la ausencia de diagnóstico temprano y tratamiento oportuno en salud mental puede derivar en complicaciones físicas graves, entre ellas hipertensión arterial, enfermedad coronaria e infartos.

Comorbilidad y mortalidad: un problema de salud pública

El estudio internacional advierte que los pacientes con enfermedades cardíacas y un trastorno mental presentan desenlaces clínicos más graves: mayor número de hospitalizaciones, más complicaciones y un riesgo de mortalidad significativamente superior.

En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que las defunciones por infartos y accidentes cerebrovasculares mantienen una tendencia ascendente, lo que convierte esta evidencia en un llamado de atención urgente. Particularmente, la depresión mayor duplica la tasa de mortalidad en quienes ya padecen enfermedad cardiovascular, lo que refuerza la importancia de abordar esta interacción como un factor de riesgo crítico para la salud pública.

Mecanismos biológicos: cuando el estrés impacta el corazón

Los investigadores explican que el vínculo entre salud mental y enfermedad cardiovascular no se limita a los comportamientos de riesgo, como el sedentarismo o el tabaquismo. Existen mecanismos fisiológicos que explican esta relación:

  • Desregulación del sistema nervioso autónomo, que altera la presión arterial y la respuesta al estrés.
  • Alteraciones en el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que afectan el metabolismo y el sistema inmune.
  • Inflamación crónica y rigidez vascular, que favorecen la aparición de hipertensión y aterosclerosis.

Estos procesos evidencian que los trastornos mentales no solo condicionan hábitos de vida, sino que provocan cambios biológicos profundos que predisponen al daño cardiovascular.

Desigualdades y brechas en el acceso a la atención en México

El panorama se agrava cuando se consideran los determinantes sociales. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2022), más del 60% de las personas con síntomas depresivos no recibe atención médica. Los servicios de salud mental se concentran en áreas urbanas, lo que deja en desventaja a comunidades rurales y zonas con menor infraestructura.

La falta de cobertura universal en salud mental, el estigma social y el financiamiento insuficiente del sector explican por qué muchos pacientes no acceden a programas de prevención cardiovascular ni a seguimiento médico oportuno. Esta situación limita la capacidad del sistema para actuar de manera integral frente al riesgo combinado de enfermedades mentales y cardíacas.

Urgencia de un modelo de atención integrado

Frente a esta evidencia, los expertos coinciden en la necesidad de un modelo de atención integrado que unifique la salud mental y la cardiovascular. Esto requiere la participación coordinada de psiquiatras, cardiólogos, psicólogos clínicos, trabajadores sociales y personal de enfermería, con protocolos compartidos y rutas de atención conjuntas.

En un sistema como el mexicano, caracterizado por la fragmentación y la inequidad en la cobertura, avanzar hacia la integración supone un reto considerable. Sin embargo, representa también una oportunidad para mejorar los desenlaces clínicos y optimizar recursos. Incluir la salud mental en los indicadores de vigilancia epidemiológica y capacitar equipos multidisciplinarios son pasos indispensables en esta dirección.

Salud mental y corazón: una agenda urgente para México

Los hallazgos refuerzan la necesidad de reconocer los trastornos mentales como un factor de riesgo mayor para la salud cardiovascular. En un país donde las enfermedades crónicas no transmisibles y los problemas de salud mental avanzan en paralelo, la integración de ambas áreas debe convertirse en una prioridad estratégica.

Para los profesionales de la salud, el mensaje es claro: incorporar la evaluación psicológica en los chequeos médicos, fomentar la coordinación interdisciplinaria y promover políticas públicas que reduzcan la brecha entre la atención del corazón y la mente. La evidencia científica ya es contundente; ahora corresponde a los sistemas de salud responder con modelos de atención equitativos, efectivos y sustentados en ciencia robusta.

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