PUBLICADO: septiembre 10, 2025 | 7:36 am

Prevención del suicidio en México: un reto de salud pública que exige trabajo conjunto

Autoridades de salud destacan que la prevención del suicidio requiere un esfuerzo intersectorial, la capacitación en primeros auxilios psicológicos y el fortalecimiento de programas como el PRONAPS y la Línea de la Vida 800-911-2000.
Prevención del suicidio en México: un reto de salud pública que exige trabajo conjunto

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El suicidio representa un problema de salud pública urgente en México y el mundo. Con una tasa nacional de 6.8 casos por cada 100 mil habitantes en 2024, la misma que en 2023, las autoridades insisten en que la prevención requiere del esfuerzo colectivo de múltiples sectores sociales y sanitarios. En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) enfatizó que las señales de alerta deben identificarse a tiempo y que herramientas como la Línea de la Vida (800-911-2000) y el Programa Nacional de Prevención del Suicidio (PRONAPS) son esenciales para enfrentar esta crisis.

El suicidio como desafío de salud pública

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de 800 mil personas en el mundo se quitan la vida cada año y que por cada caso consumado pueden existir al menos 20 intentos. México no está ajeno a esta realidad: entre 2017 y 2023, la tasa pasó de 5.3 a 6.8 casos por cada 100 mil habitantes, lo que refleja un crecimiento sostenido. Aunque en 2024 se mantuvo estable en 6.8, persiste una preocupación por la falta de notificación adecuada, ya que múltiples muertes se registran como “dudosas”.

El titular de CONASAMA, Francisco José Gutiérrez Rodríguez, subrayó que la conducta suicida no puede abordarse únicamente desde el sector salud, sino que demanda un trabajo intersectorial que involucre a comunidades, instituciones educativas, gremios profesionales y familias.

Tendencias y factores de riesgo

Las entidades federativas con mayores incrementos de casos son Chihuahua, Aguascalientes, Yucatán, Jalisco y Tabasco. A nivel poblacional, el 52 % de los suicidios consumados ocurre en jóvenes de 15 a 29 años, seguidos por adultos de 30 a 39 años. Además, cuatro de cada cinco casos corresponden a varones, mientras que en los intentos la relación se invierte: cinco mujeres lo intentan por cada hombre.

Los factores de riesgo varían según el ciclo vital:

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  • Niñez: abuso físico, psicológico o sexual, acoso escolar y divorcios conflictivos.
  • Adolescencia: problemas con pares, decepciones amorosas y consumo temprano de alcohol o drogas.
  • Adultez: crisis económicas, conflictos de pareja, infidelidad y dificultades en la gestión emocional.
  • Adultez mayor: abandono, jubilación, duelo por la pérdida de la pareja o diagnósticos incapacitantes.

Las señales de alerta incluyen aislarse, regalar pertenencias, fantasear sobre la muerte y abandonar actividades antes significativas.

Estrategias nacionales de prevención

México ha fortalecido instrumentos de apoyo como la Línea de la Vida (800-911-2000), disponible 24/7, que orienta a personas en crisis y a sus familias, además de canalizar casos a los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (CECOSAMA). Estos centros operan con respaldo de instituciones como IMSS, ISSSTE, IMSS-Bienestar, Secretaría de Marina, Secretaría de la Defensa Nacional y Pemex.

Asimismo, el Programa Nacional de Prevención del Suicidio (PRONAPS) ha implementado campañas como “Dale color a tu vida”, con actividades deportivas, recreativas, talleres y ferias de salud orientadas a fortalecer las habilidades socioemocionales. Según Gutiérrez Rodríguez, “las medidas de intervención deben enfocarse tanto en las familias como en las personas que atraviesan una crisis suicida”.

Un problema con dimensión internacional

La tasa media internacional de suicidios es de 9 casos por cada 100 mil habitantes. Países como Hungría, Dinamarca, Alemania, Japón y varios de Europa del Este presentan cifras muy superiores, mientras que las más bajas se registran en países católicos como Italia, España e Irlanda.

México, aunque se encuentra por debajo de la media internacional, enfrenta el reto de mejorar el registro y la notificación, así como de reducir las inequidades en el acceso a servicios especializados, sobre todo en zonas rurales y marginadas.

El papel de la corresponsabilidad social

El comisionado nacional recalcó que la prevención del suicidio exige involucrar a docentes, comités vecinales, asociaciones profesionales y líderes comunitarios. La capacitación en primeros auxilios psicológicos y el fortalecimiento de redes de apoyo son esenciales para generar entornos protectores.

“Hablar de salud mental es reconocer que la vida y el bienestar dependen de un abordaje integral. No se trata únicamente de la atención clínica, sino de un trabajo colectivo para erradicar el estigma y garantizar la dignidad de cada persona”, enfatizó Gutiérrez Rodríguez.

Retos pendientes en la prevención del suicidio en México

A pesar de los avances institucionales, las cifras muestran que las medidas actuales no han sido suficientes para revertir la tendencia en ciertos estados ni para garantizar una respuesta ágil en todos los niveles. Los tiempos de espera prolongados, la escasez de especialistas y la persistencia de mitos en torno a la salud mental limitan el impacto de las políticas públicas.

El reto para México es consolidar una política nacional robusta, con financiamiento sostenible y cooperación internacional. Actualmente, se gestionan apoyos con la Organización Panamericana de la Salud para financiar campañas conjuntas con Brasil durante los próximos tres años, lo que evidencia la dimensión regional de este desafío.

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