El Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INRLGII), en alianza con la Administración del Patrimonio de la Beneficencia Pública (APBP), fortaleció la inclusión social de personas con discapacidad mediante la entrega de apoyos funcionales especializados. Un total de 21 pacientes recibieron sillas de ruedas personalizadas y auxiliares auditivos adaptados a sus necesidades, con el objetivo de impulsar autonomía, movilidad y calidad de vida. Esta iniciativa, alineada con el Programa Sectorial de Salud 2025-2030, se consolida como un ejemplo de política pública orientada a reducir brechas de atención y garantizar acceso equitativo a tecnologías de rehabilitación en México.
La estrategia de apoyos funcionales: más que un dispositivo, una vía hacia la autonomía
La Secretaría de Salud informó que 21 pacientes del INRLGII recibieron apoyos funcionales de alta especialidad: 12 sillas de ruedas y nueve auxiliares auditivos, adaptados a las necesidades clínicas de cada persona. El director general del Instituto, Carlos Pineda Villaseñor, recalcó que estas entregas representan mucho más que un insumo técnico: “Estas no son solo sillas de ruedas; son vehículos de autonomía y de inclusión social. Cada uno es un traje a la medida, adaptado por ingenieros biomédicos y especialistas médicos para garantizar seguridad, movilidad y cierre de brechas en desplazamiento”.
Este modelo de atención integral y personalizado refleja el compromiso de la institución con quienes no cuentan con esquemas de seguridad social, consolidando un enfoque centrado en derechos y equidad.
Beneficencia Pública y alianzas estratégicas
La entrega fue posible gracias al apoyo de la APBP, entidad que canaliza recursos hacia poblaciones vulnerables. En representación del director general, Fernando de la O subrayó que los equipos marcan un paso concreto hacia la inclusión: “Hoy damos un paso más para contribuir a la salud, el bienestar y, principalmente, a la inclusión”.
La APBP ha sido clave en la ampliación de la cobertura de apoyos médicos y sociales en México. Su colaboración con el INRLGII reafirma la importancia de la coordinación interinstitucional para materializar políticas públicas de equidad en salud.
Pacientes y testimonios: impacto humano
Entre los beneficiarios, Mariana Martínez recibió una silla de ruedas personalizada. Su testimonio ilustra la relevancia de estas intervenciones: “Es un paso importante para la autonomía e independencia de cada uno de nosotros. Creo que es una buena manera de seguir creando espacios para mejorar la calidad de vida”.
En el área auditiva, nueve pacientes obtuvieron auxiliares diseñados tras evaluaciones clínicas de audiología, foniatría y patología del lenguaje. María de la Luz Miranda destacó el cambio inmediato: “Cuando me los probaron, me sentí muy contenta. Es un gran regalo que me hace muy feliz”.
La evidencia internacional respalda este enfoque. La OMS ha señalado que la personalización de dispositivos médicos es determinante en su uso sostenido y en la mejora de la calidad de vida.
Marco programático: conexión con el Programa Sectorial de Salud 2025-2030
Estas acciones se alinean con el Objetivo Prioritario 6 del Programa Sectorial de Salud 2025-2030, que busca reducir las brechas de atención en poblaciones vulnerables. El documento establece que el acceso a dispositivos de apoyo, la rehabilitación integral y la atención personalizada son esenciales para disminuir inequidades sanitarias.
En este contexto, la entrega del INRLGII se convierte en una práctica ejemplar de cómo aterrizar objetivos programáticos en acciones concretas que impactan en la vida cotidiana de pacientes y familias.
Discapacidad y salud: datos y contexto nacional
La Organización Mundial de la Salud estima que más de mil millones de personas viven con algún tipo de discapacidad en el mundo, y que cerca del 80% habita en países de ingresos bajos y medios.
En México, el INEGI reportó en el Censo 2020 que el 16,5% de la población presenta alguna limitación o discapacidad. Estas cifras revelan el desafío estructural de garantizar acceso a apoyos funcionales y servicios especializados, particularmente en comunidades sin cobertura de seguridad social.
Los dispositivos entregados a 21 personas constituyen un avance puntual, pero también plantean el reto de replicar estas acciones de manera sostenible y a escala nacional.
El reto: llevar la inclusión a escala nacional
La entrega de sillas de ruedas y auxiliares auditivos en el INRLGII, con apoyo de la Beneficencia Pública, demuestra que la inclusión social en salud es posible cuando existe coordinación institucional y un enfoque en las necesidades reales de los pacientes. Más allá de beneficiar a 21 personas, la acción se convierte en un ejemplo de cómo las políticas públicas pueden traducirse en autonomía y mejor calidad de vida para quienes enfrentan limitaciones.
El desafío está en mantener la sostenibilidad financiera, ampliar la cobertura y garantizar la personalización de los dispositivos en todo el país. En un contexto donde más del 16% de la población vive con discapacidad, iniciativas como esta marcan la diferencia entre un sistema de salud asistencialista y uno verdaderamente inclusivo.