Cuba y México consolidaron una alianza binacional para fortalecer la salud mental en grupos vulnerables, mediante un acuerdo que integra cooperación científica, arteterapia y atención psicosocial. La iniciativa prioriza a niños sin amparo familiar y personas con discapacidad intelectual, combinando el conocimiento técnico cubano con el apoyo logístico y humanitario mexicano.
Un acuerdo regional para transformar la atención psicosocial
El Proyecto Sociocultural Corazón, con sede en Ciego de Ávila (Cuba), y la Fundación Capsme, de Zacatecas (México), formalizaron un convenio de colaboración orientado a mejorar la atención psicoemocional en comunidades de alto riesgo social.
El acuerdo contempla el intercambio de profesionales y estudiantes de psicología, trabajo social y arteterapia, así como el aporte de materiales escolares, medicamentos y equipos destinados a fortalecer hogares y centros de atención a menores sin amparo parental.
Según lo establecido en la agenda bilateral, los especialistas cubanos compartirán su metodología basada en el arte como herramienta terapéutica, mientras que la contraparte mexicana aportará recursos materiales y apoyo técnico para ampliar el alcance del programa.
“La arteterapia nos permite acompañar y aliviar el dolor emocional de quienes más lo necesitan”, afirmó Nathaly Dueñas, psicóloga y asesora del Proyecto Corazón, al destacar la importancia del componente emocional y educativo dentro del proceso terapéutico.
Salud mental: una prioridad compartida por Cuba y México
La firma del convenio se enmarca en los esfuerzos regionales por atender los efectos sociales y sanitarios derivados de los trastornos mentales, una de las principales causas de discapacidad a nivel global.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas vive con algún tipo de trastorno mental, y más del 75% de quienes requieren atención especializada no la reciben, especialmente en países de ingresos medios y bajos.
En América Latina, la combinación de factores estructurales como pobreza, desigualdad y migración ha intensificado las problemáticas de salud mental. Cuba y México enfrentan desafíos comunes, entre ellos la escasez de profesionales especializados y la falta de programas comunitarios sostenibles.
El acuerdo bilateral busca responder a esas brechas mediante una estrategia integral que promueva intervenciones comunitarias, capacitación técnica y atención temprana, con enfoque preventivo y de bienestar colectivo.
El arte como puente terapéutico y social
La arteterapia se ha consolidado como una práctica efectiva para promover la recuperación emocional y la integración social. Diversas investigaciones científicas, entre ellas las publicadas por Frontiers in Psychology y The Arts in Psychotherapy, demuestran que la creación artística en contextos terapéuticos contribuye a reducir síntomas de ansiedad, depresión y estrés postraumático.
En el modelo cubano, la arteterapia se aplica desde un enfoque integral, combinando la expresión artística con dinámicas grupales, acompañamiento psicológico y actividades educativas. Este enfoque busca reconstruir la autoestima, fomentar la comunicación emocional y fortalecer los vínculos familiares y comunitarios.
La cooperación con México permitirá replicar esta metodología en instituciones que atienden a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, incorporando además un sistema de evaluación de impacto clínico y social para medir los resultados del programa y facilitar su expansión regional.
Una cooperación sanitaria con enfoque en innovación y equidad
El convenio de salud mental se suma a la agenda de colaboración científica entre Cuba y México, que en los últimos años ha incluido programas conjuntos en geriatría, Alzheimer, cáncer pulmonar y rehabilitación física.
Este nuevo paso fortalece la visión compartida de ambos países de promover el intercambio técnico y el desarrollo de terapias innovadoras, con énfasis en la atención a grupos históricamente marginados del sistema sanitario.
Para los gestores y responsables de políticas de salud, la iniciativa constituye un ejemplo de cooperación Sur–Sur orientado a resultados medibles, sostenibles y culturalmente adaptados, donde la salud mental se aborda desde una perspectiva integral y multidisciplinaria.
Desafíos para la implementación y sostenibilidad
El éxito del programa dependerá de la formación continua del personal especializado, la coordinación interinstitucional y la garantía de recursos sostenibles que permitan mantener la atención a largo plazo.
Expertos en salud pública destacan que la alianza entre Cuba y México puede convertirse en un modelo de cooperación replicable, siempre que logre documentar resultados verificables en términos de bienestar psicológico, reintegración social y reducción de la exclusión sanitaria.
Asimismo, el desarrollo de indicadores de impacto, protocolos estandarizados y mecanismos de seguimiento garantizará la continuidad del programa más allá de su etapa inicial, fortaleciendo la evidencia científica regional sobre salud mental comunitaria.
Una alianza con impacto social y humano
La cooperación entre Cuba y México en salud mental representa mucho más que un intercambio técnico: es una apuesta por la equidad, la inclusión y la dignidad humana.
En un momento en el que los trastornos mentales son una de las principales causas de discapacidad global, esta alianza plantea una alternativa de trabajo conjunto basada en la empatía, la innovación y el compromiso social.
La integración de arte, ciencia y salud demuestra que es posible diseñar modelos terapéuticos adaptados a las realidades latinoamericanas, centrados en el bienestar emocional y la cohesión comunitaria.
Este esfuerzo conjunto refuerza una idea esencial, la salud mental no debe tener fronteras, sino cooperación, conocimiento compartido y voluntad política para garantizar el derecho al cuidado integral.
