PUBLICADO: octubre 20, 2025 | 3:35 pm

Más de 11 mil niños sufren quemaduras cada año en México: estudio advierte que la mayoría son menores de cinco años y urge prevención nacional

Más de 11 mil niños sufren quemaduras cada año en México estudio advierte que la mayoría son menores de cinco años y urge prevención nacional

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Las quemaduras pediátricas se consolidan como una de las principales causas de hospitalización infantil en México. Un estudio publicado en BMJ Global Health analizó más de 11.000 casos reportados en hospitales del sector público y reveló que más de la mitad de las víctimas son menores de cinco años, afectados principalmente por escaldaduras con líquidos calientes. El análisis, desarrollado por investigadores de México y Estados Unidos, ofrece el primer perfil epidemiológico nacional sobre este tipo de lesiones, evidenciando un problema de salud pública subestimado que requiere acciones urgentes en prevención, atención hospitalaria y reducción de desigualdades sociales.

Las quemaduras pediátricas, una emergencia silenciosa en México

El estudio, liderado por el Dr. José Antonio García García, médico mexicano con formación en salud pública por la Harvard T.H. Chan School of Public Health, analizó los registros de la Secretaría de Salud de los años 2016, 2018 y 2020 sobre hospitalizaciones por quemaduras en pacientes de 0 a 18 años.

En total, se identificaron 11.080 casos, lo que representa una carga significativa para los servicios hospitalarios del país. De ellos, el 55,8% correspondió a menores de cinco años, una etapa en la que los niños son más vulnerables por la falta de conciencia del riesgo y su exposición constante a accidentes domésticos.

La investigación reveló además que el 60% de los pacientes eran varones y que las escaldaduras con líquidos calientes fueron la causa más frecuente, responsables de casi la mitad de los casos (46,5%). Este tipo de lesiones suele ocurrir en el hogar, durante actividades cotidianas como la preparación de alimentos o el baño, lo que demuestra que la mayoría de los accidentes son prevenibles mediante medidas de seguridad básicas y educación familiar.

Desigualdad, mortalidad e infecciones: el triple desafío en los hospitales públicos

Aunque el estudio registró una tasa general de mortalidad del 0,6% (65 casos), los investigadores advierten que esta cifra oculta un impacto mucho mayor en términos de morbilidad, discapacidad y costos hospitalarios. La mortalidad fue más alta en casos asociados con pirotecnia (1,6%) y quemaduras eléctricas, que además mostraron la mayor proporción de infecciones intrahospitalarias.

En total, el 1,5% de los pacientes desarrolló infecciones durante su hospitalización, una complicación grave que, según los investigadores, aumentó seis veces la probabilidad de fallecimiento. En otras palabras, los niños que contrajeron una infección mientras permanecían internados tuvieron un riesgo de morir seis veces mayor que aquellos que no presentaron esta complicación.

Asimismo, el análisis estadístico del estudio encontró que cada año adicional de edad incrementaba en un 8 % el riesgo de muerte. Esto significa que, aunque los casos más frecuentes se presentan en menores de cinco años, los adolescentes que sufren quemaduras graves también enfrentan un riesgo importante de complicaciones fatales, probablemente porque las lesiones en este grupo suelen estar relacionadas con causas más severas, como quemaduras por electricidad o fuego directo.

Por otra parte, el estudio mostró grandes diferencias entre los estados del país. Las tasas más altas de quemaduras pediátricas se registraron en Tabasco, Guanajuato y Sonora, con hasta cinco casos por cada 100.000 habitantes, mientras que Nuevo León, Baja California y Coahuila reportaron los niveles más bajos. Los autores atribuyen estas diferencias a factores socioeconómicos y de infraestructura, como la pobreza, la desigualdad en los ingresos y la falta de unidades hospitalarias especializadas en el manejo de quemaduras.

“Las quemaduras pediátricas en México constituyen un problema crítico de salud pública que afecta principalmente a los niños menores de cinco años; las escaldaduras son la etiología predominante en este grupo de edad”, subrayó el equipo en su artículo científico.

Hospitalizaciones prolongadas y riesgo de complicaciones graves

Los datos obtenidos permitieron identificar que una estancia hospitalaria más prolongada aumenta el riesgo de infecciones y de complicaciones respiratorias.

La Dra. Laura Andrade Delgado, cirujana plástica reconstructiva del Hospital Pediátrico de Tacubaya, explicó que “en los últimos años la proporción de pacientes pediátricos quemados ha disminuido respecto a décadas anteriores, pero el impacto clínico sigue siendo alto, sobre todo en quienes sobreviven a lesiones profundas o por inhalación de humo y gases”.

El estudio confirmó que las quemaduras por llamas y electricidad son las que más prolongan la hospitalización y complican el tratamiento. Estos pacientes suelen requerir injertos cutáneos, antibióticos de amplio espectro y manejo interdisciplinario con psicología, nutrición y fisioterapia. Además, las quemaduras por inhalación continúan siendo una de las principales causas de mortalidad debido a las lesiones en vías aéreas y la intoxicación por monóxido de carbono.

A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que las quemaduras son la quinta causa de lesiones no intencionales en menores de cinco años y una de las principales causas de discapacidad infantil-

Prevención y política pública: una deuda estructural del sistema de salud

Más allá de las cifras, los autores del estudio advierten que el problema radica en la ausencia de un registro nacional estandarizado de quemaduras y en la falta de programas preventivos sostenidos. En México, la mayoría de los datos disponibles provienen de registros hospitalarios aislados o de estudios regionales, lo que limita la capacidad del sistema para planificar políticas públicas efectivas.

El Dr. García García enfatiza que es indispensable “fortalecer la infraestructura hospitalaria, establecer protocolos unificados de atención y diseñar estrategias de prevención focalizadas en los hogares y escuelas”.
Entre las medidas prioritarias destacan:

  • Campañas masivas de educación a padres y cuidadores sobre riesgos térmicos y primeros auxilios.
  • Regulación más estricta sobre el uso y venta de pirotecnia, principal causa de lesiones graves en temporada decembrina.
  • Zonas de restricción para transporte de materiales peligrosos en áreas urbanas densamente pobladas, para prevenir accidentes como el ocurrido en Iztapalapa en 2025.
  • Designación de centros regionales de referencia con capacidad real para responder a emergencias químicas o térmicas masivas.

Los investigadores sugieren adoptar guías internacionales como Ten Steps for Developing an Injury Prevention Program (American Association for the Surgery of Trauma) y Burn Care and Prevention (American Burn Association), adaptadas al contexto mexicano.

Un llamado urgente a la prevención y a la acción intersectorial

El estudio publicado en BMJ Global Health representa un punto de inflexión para las políticas de prevención de lesiones en la infancia. La evidencia muestra que las quemaduras pediátricas son altamente prevenibles, pero su persistencia refleja vacíos en la cultura de prevención, en la seguridad del entorno doméstico y en la coordinación institucional entre los sectores de salud, educación y protección civil.

El Dr. García García concluye que México debe avanzar hacia un modelo nacional de registro, atención y prevención de quemaduras, que combine educación comunitaria, capacitación médica y fortalecimiento de la infraestructura hospitalaria.

“El reto no es solo atender al paciente quemado, sino evitar que el accidente ocurra. La clave está en contextualizar las estrategias internacionales y traducirlas en acciones prácticas dentro de nuestras comunidades”, afirmó el investigador.

Con más de 11.000 menores afectados cada año, las quemaduras pediátricas no son un accidente aislado son una emergencia silenciosa que exige respuestas estructurales desde la salud pública, la regulación y la educación.

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