Desde finales de enero de 2025, cuando se registró el primer caso de brote de sarampión importado, esta enfermedad ha experimentado una expansión acelerada en territorio mexicano. En poco más de 22 semanas, la Secretaría de Salud contabiliza 2.597 casos confirmados y nueve muertes por este brote distribuidos en 17 entidades federativas, un aumento de 29 veces frente al mismo periodo de 2024. El repunte coincide con un resurgimiento regional de la enfermedad, que suma 7.132 casos y 13 muertes en las Américas hasta la misma fecha.
Chihuahua, epicentro de la crisis
Chihuahua concentra más del 90 % de los casos nacionales, con más de 2.300 contagios reportados hasta mediados de julio y ocho de las nueve muertes. El brote en ese estado se vincula a comunidades menonitas con esquemas de vacunación incompletos y a jornaleros agrícolas en zonas remotas, lo que ha dificultado el acceso a los biológicos y la contención rápida de la transmisión.
Respuesta ágil: webinar y refuerzo de la vacunación
Para coordinar la estrategia nacional, la OPS y la Dirección General de Epidemiología convocaron al webinar “Abordaje integral para el control del brote de sarampión en México”, al que asistieron 3.000 profesionales de salud pública, laboratorio y vacunación.
En este foro se socializaron protocolos de notificación inmediata, aislamiento de casos y búsqueda de contactos, con la participación de Ramiro López Elizalde (Subsecretario de Políticas de Salud), José Moya Medina (OPS/OMS) y Daniel Salas (OPS), Simultáneamente, México amplió el rango de vacunación con la SRP hasta los 49 años, implementó más de 1.200 puestos de vacunación fijos y móviles, y aplicó 4 millones de dosis entre enero y junio, de las cuales casi 1,9 millones fueron dirigidas específicamente a reforzar la inmunidad contra el sarampión.
Diagnósticos exprés y vigilancia reforzada
El Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) optimizó sus protocolos de RT‑PCR e IgM para confirmar casos sospechosos en menos de 48 horas, y logró tipificar genotipos D8 y B3 asociados a importaciones recientes desde Europa y Estados Unidos. La vigilancia activa de enfermedades febriles exantemáticas reportó 6.957 casos probables en la semana 24, con 2.434 confirmados por laboratorio, un incremento del 13 % respecto a la semana anterior, marcando la necesidad de procesos de notificación y respuesta aún más ágiles.

Desafíos para consolidar la eliminación
El brote de sarampión de 2025 constituye una prueba de fuego para el sistema de inmunización mexicano y pone de relieve tanto sus fortalezas como los desafíos pendientes. Aunque la combinación de vigilancia intensificada, ampliación de la vacunación hasta los 49 años y el fortalecimiento de las capacidades de laboratorio ha logrado estabilizar la curva de contagios, el camino hacia la consolidación de la eliminación exige esfuerzos sostenidos y coordinados.
Será fundamental cerrar de manera definitiva las brechas de cobertura en comunidades rurales, migrantes y grupos con baja aceptación, así como robustecer la cadena de frío para garantizar la calidad del biológico hasta el último punto de aplicación.
Además, la comunicación transparente y continua apoyada en datos abiertos, georreferenciación de focos de contagio y alianzas con líderes locales y organizaciones comunitarias debe convertirse en un pilar estratégico para recuperar la confianza ciudadana y fomentar la adherencia a los esquemas de refuerzo. La capacitación constante del personal de salud, tanto en el ámbito clínico como en la gestión de emergencias, se presenta como otro factor decisivo para una respuesta ágil ante casos importados y brotes secundarios.
Por último, México debe aprovechar este momento para fortalecer su infraestructura de vigilancia genómica y elaborar estudios de seroprevalencia periódicos que permitan identificar rápidamente posibles vulnerabilidades en la inmunidad poblacional de estre brote de sarampión. Solo mediante un enfoque integral que combine monitoreo epidemiológico, respuesta rápida ante casos importados, educación comunitaria persistente y evaluación continua de la efectividad vacunal, el país podrá no solo recuperar el estatus de libre de sarampión, sino también sentar las bases de un sistema de salud pública más resiliente, capaz de prevenir y contener futuras reemergencias de enfermedades prevenibles.
