La hepatitis C es una de las principales causas de muerte en México, pero el país ha puesto en marcha un ambicioso plan para erradicarla como un problema de salud pública.
La hepatitis C, una enfermedad silenciosa que puede causar daño hepático grave, ocupa el cuarto lugar en la lista de enfermedades con mayor mortalidad en México. Con más de 600,000 personas afectadas por esta enfermedad en el país, el gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Salud y el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/Sida y Hepatitis (Censida), ha lanzado un programa de eliminación de la hepatitis C, con el objetivo de erradicarla como un problema de salud pública, sin llegar a la erradicación completa del virus. A continuación, se presenta un análisis detallado sobre este desafío de salud y los esfuerzos para superarlo.
La hepatitis C: Un desafío de salud pública en México
La hepatitis C es causada por el virus HCV (virus de la hepatitis C), que afecta principalmente al hígado y puede llevar a complicaciones graves como cirrosis, cáncer hepático y, en última instancia, la muerte. En su fase temprana, la enfermedad es asintomática, lo que hace que muchos pacientes permanezcan sin diagnóstico hasta que ya se ha producido un daño hepático irreversible. Esto ha contribuido a que México, con su alta carga de morbilidad por hepatitis C, sea uno de los países más afectados por esta enfermedad a nivel global.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, México ocupa el cuarto lugar mundial en mortalidad por hepatitis C. Se estima que alrededor de 600,000 mexicanos viven con el virus, pero una parte significativa de estos casos no está diagnosticada, lo que dificulta la implementación de medidas preventivas y terapéuticas adecuadas. La hepatitis C ha demostrado ser una enfermedad muy resistente a los esfuerzos de diagnóstico y tratamiento, especialmente porque los pacientes pueden permanecer asintomáticos durante décadas.
Así mismo, el gobierno mexicano ha puesto en marcha un plan nacional de eliminación de la hepatitis C con el apoyo del Censida. Este programa tiene como meta reducir la incidencia de la hepatitis C en el país y evitar que continúe siendo un problema de salud pública significativo.
El director de Censida, Juan Luis Mosqueda, destacó que aunque el objetivo no es erradicar completamente el virus (lo que sigue siendo un desafío global), es posible «eliminarlo como un problema de salud pública». Para ello, el gobierno mexicano se ha enfocado en garantizar el diagnóstico temprano y ofrecer tratamientos eficaces a los pacientes infectados.
Diagnóstico y tratamiento: claves para el éxito del programa
El tratamiento para la hepatitis C ha avanzado significativamente en los últimos años. Las terapias antivirales actuales permiten una tasa de curación de hasta el 95%, lo que ha transformado el panorama para los pacientes que han logrado acceder al tratamiento. Sin embargo, el principal reto sigue siendo el diagnóstico.
La hepatitis C es conocida por su capacidad para permanecer asintomática durante muchos años, lo que dificulta su detección. «El reto no está en la cura, sino en encontrar a las personas que tienen hepatitis C y ser capaces de diagnosticarlas», afirmó Mosqueda. Esto es particularmente relevante dado que la enfermedad puede permanecer latente durante 30 años o más, lo que significa que muchos pacientes no buscan atención médica hasta que ya están en una etapa avanzada de la enfermedad.
El diagnóstico temprano y el acceso a los tratamientos son, por lo tanto, los pilares del plan nacional. Según Censida, es necesario diagnosticar al menos al 90% de las personas infectadas y tratar al 80% de ellas para cumplir con los criterios de eliminación establecidos por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Con los avances en la medicina, los tratamientos para la hepatitis C se han vuelto más accesibles y efectivos. Los medicamentos antivirales de acción directa (AAD) son los más utilizados y han demostrado ser altamente efectivos para erradicar el virus en una gran proporción de los pacientes. Estos tratamientos son bien tolerados y tienen una duración relativamente corta, lo que permite a los pacientes recuperarse rápidamente.
La visita de la OPS: Verificación de avances y fortalecimiento de esfuerzos
El éxito del programa de eliminación de la hepatitis C en México dependerá en gran medida de la colaboración internacional y la validación de los esfuerzos del país. La OPS tiene programada una visita a México en las próximas semanas para evaluar los progresos del programa y verificar si los esfuerzos de diagnóstico y tratamiento cumplen con los estándares internacionales.
Mosqueda destacó la importancia de esta visita, señalando que «no se trata de lo que nosotros digamos, sino de lo que estamos haciendo». La OPS inspeccionará principalmente las zonas de mayor incidencia, como los estados de Baja California, Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas, donde se concentra una gran parte de la población afectada por el virus, y brindará su respaldo para asegurar que el país esté en el camino correcto hacia la eliminación de la hepatitis C como problema de salud pública.
Perspectivas futuras y desafíos
A pesar de los avances significativos, varios desafíos permanecen en el camino hacia la eliminación de la hepatitis C en México. La alta carga de enfermedad en las zonas rurales y fronterizas, la falta de acceso a servicios de salud en algunas regiones y las barreras económicas para el acceso a tratamiento son obstáculos clave que deben superarse. Además, la educación y la concienciación pública sobre la hepatitis C son esenciales para mejorar las tasas de diagnóstico y tratamiento.
México tiene el potencial de convertirse en un modelo de referencia para otros países de América Latina que luchan contra la hepatitis C. Los esfuerzos de colaboración entre los gobiernos, las organizaciones internacionales y las comunidades locales podrían generar un impacto significativo en la reducción de la mortalidad por hepatitis C en toda la región.
México ha dado un paso importante hacia la eliminación de la hepatitis C como un problema de salud pública con el lanzamiento de su Programa Nacional de Eliminación de la Hepatitis C. Si bien los desafíos persisten, la combinación de diagnósticos tempranos, tratamientos efectivos y apoyo internacional ofrece esperanza para reducir la carga de esta enfermedad en el país. Con el respaldo de la OMS y la OPS, México está bien posicionado para avanzar en la lucha contra la hepatitis C, brindando una oportunidad para mejorar la salud pública en toda la región.