En un país marcado por desigualdades económicas y sociales, garantizar el acceso universal y gratuito a los servicios de salud se ha convertido en una prioridad nacional. En el día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, México busca consolidar un sistema de salud que atienda a más de 53.2 millones de personas sin seguridad social al finalizar 2024. Este esfuerzo refleja un compromiso profundo con la equidad, poniendo la salud como un derecho humano fundamental.
Desafíos actuales: Gasto de bolsillo y desigualdades en el acceso
A pesar de los avances, el panorama sanitario mexicano sigue presentando retos significativos. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, 6 de cada 10 mexicanos resuelven sus necesidades de salud en el sector privado, enfrentando altos gastos de bolsillo. Esta situación es especialmente crítica para quienes padecen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o dislipidemia, donde el 52% incurrió en un gasto promedio anual de 8.300 pesos.
Además, las necesidades de salud más complejas, como hospitalizaciones, generan una carga económica indirecta relacionada con transporte, alimentación y pérdida de ingresos. La mediana de estos costos alcanza los 2.370 pesos, afectando de manera desproporcionada a las familias más vulnerables.
La estrategia hacia la cobertura sanitaria universal (CSU)
El gobierno mexicano ha desarrollado una estrategia integral para garantizar el acceso equitativo a servicios de salud de calidad. Esta incluye:
- Expansión de servicios: Construcción y mejora de infraestructura sanitaria en zonas marginadas.
- Contratación de personal médico: Ampliar la plantilla de profesionales de salud para atender la creciente demanda.
- Gratuidad de medicamentos esenciales: Asegurar el suministro gratuito para las personas sin seguridad social.
Además, el enfoque está en fortalecer la atención primaria y priorizar comunidades marginadas, combatiendo la mercantilización de los servicios de salud.

Resultados tangibles y áreas de mejora
El camino hacia la CSU ha mostrado avances alentadores. Según datos oficiales, el 72% de los pacientes atendidos en Institutos Nacionales de Salud no tuvo que pagar por su atención. Sin embargo, aún persisten barreras estructurales que limitan el acceso equitativo, como la dependencia del gasto privado y las disparidades regionales en infraestructura y servicios.
La meta de construir un sistema de salud universal no solo responde a un mandato político, sino a una convicción social compartida. Es necesario redoblar esfuerzos para superar las brechas que aún separan a las familias mexicanas de una atención sanitaria digna.
Hacia una salud inclusiva y equitativa
El acceso universal a la salud es más que una política; es una herramienta de justicia social. Desmantelar las barreras que impiden una atención equitativa permitirá transformar al sistema de salud en un catalizador de igualdad, garantizando que ningún mexicano o mexicana sea excluido debido a su condición socioeconómica.
La construcción de un sistema de salud público y accesible es una promesa que trasciende ideologías, unificando al país en la búsqueda de una sociedad más justa y saludable. En 2024, México tiene la oportunidad de consolidar este esfuerzo histórico, marcando un precedente en la región y sentando las bases para un futuro donde la salud sea un derecho garantizado para todos.