PUBLICADO: octubre 6, 2025 | 10:48 am

México implementará en 2026 el registro universal de salud: ciudadanos podrán atenderse en IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar sin importar su afiliación

El Gobierno de México implementará en enero de 2026 el registro universal de salud, que permitirá a todos los ciudadanos recibir atención médica en el IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar sin importar su afiliación. La medida busca integrar el sistema público, mejorar la interoperabilidad y garantizar un acceso equitativo a los servicios sanitarios en todo el país.
México implementará en 2026 el registro universal de salud ciudadanos podrán atenderse en IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar sin importar su afiliación

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México se prepara para una de las transformaciones más ambiciosas de su sistema sanitario en las últimas décadas. A partir de enero de 2026, el Gobierno Federal pondrá en marcha el registro universal en el Sistema Nacional de Salud, una plataforma que integrará la información médica de los pacientes del IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar, permitiendo que cualquier persona pueda recibir atención en cualquiera de estas instituciones sin depender de su afiliación.

El proyecto, anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca consolidar un modelo interoperable y equitativo de atención centrada en la persona, respaldado por una inversión pública superior a 90 mil millones de pesos destinada a infraestructura hospitalaria, digitalización y fortalecimiento de la atención primaria. No obstante, expertos advierten que su éxito dependerá de la capacidad institucional para garantizar la protección de datos clínicos, la sostenibilidad financiera y la coordinación efectiva entre las principales instituciones del sistema público de salud.

Un registro nacional para la integración del sistema público de salud

Durante su conferencia matutina del 6 de octubre de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que el país iniciará, en enero de 2026, la inscripción y registro de todos los mexicanos en el Sistema Nacional de Salud. “Todo mexicano y mexicana va a tener un registro al Sistema de Salud Nacional. Todos van a tener una credencial, si son del ISSSTE, del IMSS o del IMSS-Bienestar”, explicó la mandataria.

El objetivo del programa es que, a partir de 2027, una parte significativa de los servicios médicos pueda ser brindada sin importar la afiliación institucional del paciente, promoviendo la atención en cualquiera de las tres instituciones de salud pública. Para ello, se solicitará el consentimiento de los ciudadanos con el fin de compartir su historial clínico entre las plataformas digitales del IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar.

Esta iniciativa representa un paso hacia la unificación del sistema público de salud mexicano, históricamente fragmentado por regímenes, presupuestos y sistemas de información independientes. El registro universal se perfila como una herramienta clave para reducir duplicidades, mejorar la continuidad asistencial y fortalecer la planeación sanitaria nacional.

Expansión hospitalaria y modernización de la infraestructura

El anuncio de la presidenta se complementa con una estrategia de inversión en infraestructura hospitalaria sin precedentes. En julio de 2025, Sheinbaum informó que antes de finalizar el año estarán en funcionamiento 31 nuevos hospitales y 12 unidades de medicina familiar, mientras que otros 20 hospitales iniciarán su construcción en los meses siguientes, con una inversión global superior a 90 mil millones de pesos.

De acuerdo con datos oficiales, 50 mil millones de pesos se destinarán a los hospitales ya en proceso y 40 mil millones a los nuevos proyectos, además de 2 mil 500 millones de pesos para reactivar 260 quirófanos que se encontraban fuera de servicio. Este esfuerzo busca ampliar la capacidad resolutiva del sistema y atender el déficit histórico en infraestructura médica, especialmente en zonas rurales y regiones con mayor rezago social.

El Plan Sectorial de Salud 2025–2030 incluye, además, el fortalecimiento de la infraestructura tecnológica y la capacitación del personal sanitario, con el propósito de consolidar un modelo digital e interoperable de atención médica.

“Salud Casa por Casa”: atención domiciliaria y equidad territorial

En paralelo, el Gobierno Federal puso en marcha el programa Salud Casa por Casa, diseñado para llevar servicios médicos gratuitos a personas adultas mayores y con discapacidad en todo el país, sin importar su afiliación institucional.

Según cifras oficiales, el programa busca atender a 14 millones de personas en más de 12 millones de hogares. A mediados de 2025 ya se habían visitado cerca de 8.9 millones de personas y desplegado 312 brigadas rurales en 615 municipios de difícil acceso, con la participación de más de 20 mil funcionarios de salud.

Asimismo, informes del Gobierno de México indican que el programa ha ejecutado 57.5% de su presupuesto asignado para 2025 (1,149.5 millones de pesos de los 2 mil millones previstos) y ha registrado más de 18,000 profesionales de la salud en su operación.

“Salud Casa por Casa” busca fortalecer la atención primaria y preventiva, reduciendo la carga hospitalaria y asegurando continuidad en el tratamiento de enfermedades crónicas. Sin embargo, especialistas han advertido que su éxito dependerá de la logística en territorios dispersos, la permanencia del personal médico y la sostenibilidad presupuestal.

Desafíos técnicos y regulatorios del registro universal

El proyecto de registro nacional enfrenta desafíos técnicos, éticos y operativos que determinarán su viabilidad a largo plazo.

1. Protección de datos personales.
El modelo requerirá un marco normativo sólido para el consentimiento informado, la confidencialidad y la auditoría del uso de datos clínicos, en cumplimiento con la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados.

2. Interoperabilidad de sistemas.
La integración de las plataformas del IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar implicará adoptar estándares internacionales como FHIR y HL7, garantizar la trazabilidad de la información y fortalecer la ciberseguridad hospitalaria. Sin ello, el intercambio de datos podría generar errores clínicos o vulneraciones a la privacidad.

3. Capacitación y cultura digital.
El personal médico y administrativo deberá ser entrenado en gestión de información digital, uso de expedientes electrónicos y protocolos de protección de datos, garantizando un uso ético y eficiente de la información.

4. Financiamiento sostenido.
Los recursos iniciales son considerables, pero la consolidación del sistema requerirá presupuestos multianuales y fondos específicos para mantenimiento, infraestructura tecnológica y actualización de software.

5. Equidad territorial.
Persisten brechas significativas entre estados del norte y del sur en términos de cobertura, recursos humanos y conectividad. Sin una política federal de acompañamiento técnico y financiero, existe el riesgo de que el nuevo sistema reproduzca desigualdades estructurales.

Impactos esperados y oportunidades

La creación del registro universal podría marcar un antes y un después en la política sanitaria mexicana:

  • Acceso sin barreras institucionales, garantizando que cualquier paciente pueda ser atendido en el establecimiento público más cercano.
  • Continuidad clínica efectiva, mediante un expediente electrónico unificado que evite duplicidad de estudios y tratamientos.
  • Gestión epidemiológica avanzada, al disponer de una base nacional para el seguimiento de enfermedades crónicas y emergentes.
  • Eficiencia financiera, al reducir costos administrativos y optimizar el uso de recursos humanos y tecnológicos.
  • Fortalecimiento de la salud preventiva, impulsando la atención domiciliaria y los programas de seguimiento a largo plazo.

Hacia la implementación del registro universal y la integración efectiva del sistema de salud

El registro universal del Sistema Nacional de Salud anunciado por el Gobierno Federal marca el inicio de una etapa decisiva para el sistema público mexicano. La meta de integrar al IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar bajo una sola plataforma clínica representa un avance histórico hacia la atención médica sin fronteras institucionales, pero también un reto de gran magnitud en materia tecnológica, presupuestal y regulatoria.

En los próximos meses, el país deberá definir los protocolos de interoperabilidad, los mecanismos de resguardo de datos y las rutas de financiamiento que aseguren la continuidad del proyecto más allá de los periodos de gobierno. Si logra consolidarse, esta política podría convertirse en la base de un sistema nacional más eficiente, equitativo y preventivo, capaz de responder a las necesidades reales de millones de mexicanos que aún enfrentan barreras para acceder a los servicios de salud.

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