La NOM-017-STPS-2024 sobre equipos de protección personal (EPP), en vigor desde el 28 de septiembre de 2025, establece nuevas obligaciones para hospitales, clínicas, laboratorios y empresas en México, marcando un cambio trascendental en la seguridad y salud en el trabajo. La norma exige que los empleadores garanticen EPP certificado, realicen diagnósticos de riesgo por puesto y área, capaciten al personal de manera continua y documenten cada proceso, incluyendo la desinfección y disposición final del equipo contaminado.
Este ajuste normativo adquiere especial relevancia para el sector salud, donde médicos, enfermeras y técnicos enfrentan riesgos biológicos, químicos y físicos de alta complejidad. De acuerdo con datos del IMSS, en 2024 se registraron 610,751 riesgos de trabajo, de los cuales 16,880 fueron enfermedades ocupacionales, muchas relacionadas con la exposición a agentes infecciosos y sustancias peligrosas en hospitales. La actualización convierte a la NOM-017 en un instrumento clave para reducir accidentes laborales, prevenir infecciones nosocomiales y elevar los estándares de bioseguridad en México, alineándose con marcos internacionales de calidad y seguridad del paciente.
Un giro normativo con impacto directo en salud
El sector salud es uno de los más expuestos a riesgos laborales en México. Según cifras oficiales del IMSS, en 2024 se registraron más de 418,000 accidentes de trabajo y casi 17,000 enfermedades ocupacionales, con un peso significativo en hospitales y laboratorios.
La NOM-017-STPS-2024 responde a esta realidad con un marco regulatorio que obliga a los empleadores a identificar riesgos específicos por puesto y área clínica, seleccionar EPP certificado, capacitar al personal y documentar cada fase del proceso. En un hospital, esto abarca desde quirófanos y urgencias hasta centrales de esterilización, imagenología y servicios de mantenimiento.
Identificación y gestión de riesgos en hospitales
Con la nueva norma, cada institución deberá elaborar un mapa de riesgos ocupacionales actualizado. Para el sector salud esto supone identificar con detalle la exposición a agentes biológicos como virus, bacterias, fluidos corporales y patógenos emergentes; riesgos químicos derivados del manejo de fármacos citotóxicos, gases anestésicos o desinfectantes de alto nivel; factores físicos como radiaciones ionizantes en servicios de imagenología, ruido en equipos biomédicos o calor extremo en esterilización; y riesgos mecánicos relacionados con cortaduras, punciones o quemaduras en quirófanos y laboratorios.
La exigencia documental fortalece la trazabilidad y convierte la seguridad ocupacional en un indicador auditable dentro de la gestión hospitalaria.
EPP certificado y adaptado a la práctica clínica
El nuevo marco normativo prohíbe la improvisación: cada equipo debe estar certificado y documentado con fichas técnicas que acrediten su eficacia. En hospitales, esto se traduce en la provisión de respiradores N95 o con filtros específicos en áreas de aislamiento, guantes especializados para el manejo de sustancias citotóxicas o procedimientos quirúrgicos, batas encapsuladas e impermeables en salas con alto riesgo biológico y calzado antideslizante con puntera de protección en centrales de abasto.
La norma también establece procedimientos de descontaminación y disposición final del EPP contaminado, reduciendo de manera significativa el riesgo de infecciones nosocomiales. En este punto, las instituciones deberán garantizar protocolos estandarizados que permitan evitar la reutilización de equipos dañados y que aseguren su eliminación conforme a la normativa ambiental vigente.
Capacitación y cultura de bioseguridad
Uno de los mayores cambios es el énfasis en la formación continua. El personal de salud no solo deberá recibir capacitación al inicio de su actividad laboral, sino que tendrá que actualizar sus conocimientos cada dos años o en caso de modificaciones en el equipo o en las condiciones de riesgo.
Para los hospitales esto significa establecer programas de inducción en bioseguridad clínica dirigidos a residentes y personal de nuevo ingreso, realizar talleres prácticos sobre el uso correcto de respiradores y ropa de encapsulamiento, e implementar mecanismos de supervisión activa en quirófanos, unidades de cuidados intensivos y laboratorios. Además, se requerirá llevar un registro electrónico detallado de cada capacitación, como evidencia ante auditorías y procesos de acreditación.+
Enfoque 2025: seguridad integral y digitalización
En 2025, el enfoque de la NOM-017 no se limita al cumplimiento normativo, sino que se proyecta como una herramienta estratégica. El EPP deja de ser un recurso reactivo para convertirse en un instrumento preventivo que se integra a los planes de gestión hospitalaria.
La digitalización será un componente clave: cada vez más hospitales incorporarán sistemas de inventario electrónico y trazabilidad que permitan registrar la entrega, uso y disposición de los equipos mediante plataformas digitales o códigos QR. Asimismo, la norma fortalece la resiliencia sanitaria al exigir planes de contingencia frente a pandemias y brotes emergentes, asegurando el abastecimiento oportuno y la calidad del EPP.
Otra de las novedades del enfoque 2025 es la extensión de la responsabilidad institucional a contratistas, proveedores y visitantes, quienes deberán cumplir protocolos de bioseguridad durante su estancia en los centros de salud. Finalmente, la fiscalización será más técnica y especializada, con consecuencias que van desde sanciones económicas hasta la pérdida de acreditaciones hospitalarias o el deterioro de la reputación institucional.
Retos y oportunidades para hospitales y clínicas
El cumplimiento de la NOM-017-STPS-2024 implicará para hospitales y clínicas un esfuerzo financiero y operativo significativo. La adquisición de EPP certificado, la implementación de programas de capacitación continua y la adopción de sistemas digitales representan una inversión que, aunque puede ser elevada, también incrementa la confianza de pacientes, aseguradoras y entes reguladores.
La supervisión y el cumplimiento estricto de la norma serán esenciales para evitar sanciones. Los equipos de seguridad e higiene deberán contar con protocolos estandarizados y auditorías internas permanentes que garanticen la efectividad de las medidas. A nivel reputacional, el cumplimiento riguroso de la NOM-017 puede convertirse en un diferenciador competitivo, posicionando a las instituciones como referentes en bioseguridad hospitalaria.
El impacto real de la NOM-017 en la bioseguridad hospitalaria
La entrada en vigor de la NOM-017-STPS-2024 redefine las responsabilidades de hospitales, clínicas y laboratorios en México en materia de seguridad ocupacional. Desde 2025, estas instituciones deberán cumplir con lineamientos más estrictos que incluyen diagnósticos de riesgo detallados, provisión de EPP certificado, capacitación continua del personal y protocolos documentados de limpieza y disposición final de los equipos.
El sector salud será uno de los más vigilados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), que intensificará inspecciones y auditorías técnicas para verificar el cumplimiento. Para el personal médico y sanitario, esta norma representa mayor protección frente a riesgos biológicos, químicos y físicos; para los pacientes, la garantía de entornos clínicos más seguros y con mejores estándares de bioseguridad. Con esta actualización, México se alinea con marcos internacionales y consolida un paso decisivo hacia la modernización de la seguridad en el trabajo y la calidad asistencial en hospitales y clínicas.
