La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el 5 de septiembre de 2025 el fin de la emergencia sanitaria de importancia internacional por la viruela símica (mpox), tras más de un año de seguimiento intensivo, reuniones periódicas de expertos y la constatación de una caída sostenida de casos y muertes en países africanos como República Democrática del Congo, Burundi, Sierra Leona y Uganda.
La medida supone un hito en la gestión de brotes epidémicos, pero no representa el final de la amenaza. La OMS dejó claro que la enfermedad se mantiene como una emergencia continental en África y recordó que la movilidad global obliga a los países fuera de la región, incluido México, a reforzar su preparación, capacidades diagnósticas y vigilancia epidemiológica frente a futuros escenarios de transmisión.
La decisión de la OMS y sus fundamentos
La declaratoria de emergencia internacional por mpox se había emitido en agosto de 2024 tras la aparición de un nuevo clado del virus en África central, conocido como clade Ib, que generó un repunte de contagios y muertes. Desde entonces, el Comité de Emergencia convocado bajo el Reglamento Sanitario Internacional se reunió cada tres meses para evaluar la evolución de la epidemia.
En su más reciente encuentro, el comité recomendó levantar la alerta internacional al confirmar una reducción sostenida de la transmisión, acompañada de una mayor capacidad de respuesta en los países más afectados. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, aceptó la recomendación y enfatizó: “Levantar la emergencia no significa que la amenaza haya terminado, ni que nuestra respuesta se detenga. Tomamos nota de la decisión del Africa Centres for Disease Control and Prevention (Africa CDC) de mantener al mpox como una emergencia continental”.
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— World Health Organization (WHO) (@WHO) September 5, 2025
Contexto epidemiológico: de la alerta global a la regional
La viruela símica es una zoonosis viral rara identificada por primera vez en humanos en 1970 en la República Democrática del Congo. Su transmisión habitual había estado circunscrita a zonas rurales de África central y occidental, hasta que en 2022 un brote del clade IIb se propagó de manera inédita hacia 117 países, con más de 95 000 casos confirmados. En México, ese episodio llevó a la detección de varios cientos de contagios, concentrados en grandes ciudades.

El brote que motivó la declaratoria de 2024 tuvo un perfil diferente: estuvo dominado por el clade Ib y afectó principalmente a la República Democrática del Congo y a países vecinos, con más de 29 000 casos sospechosos y alrededor de 800 muertes en un año. Aunque se registraron casos importados en otros continentes, incluida América del Norte, no se generaron cadenas de transmisión sostenida fuera de África.
Lo que significa para México y la región
En México, la alerta internacional por mpox de 2022 impulsó medidas preventivas coordinadas por la Secretaría de Salud, con énfasis en la detección temprana y la comunicación del riesgo. Si bien en la actualidad no existen brotes activos en el país, el levantamiento de la emergencia global no debe interpretarse como ausencia de riesgo.
El antecedente de la epidemia de 2022 evidenció que la movilidad internacional y la concentración urbana son factores que pueden facilitar la transmisión en poblaciones alejadas de los focos endémicos. Para los especialistas en salud pública, este contexto refuerza la necesidad de que México consolide sus sistemas de vigilancia epidemiológica, mantenga capacidad diagnóstica en laboratorios de referencia y conserve protocolos de manejo clínico actualizados en caso de reintroducción del virus.
Retos de preparación y cooperación internacional
La experiencia reciente con mpox subraya la importancia de la cooperación regional y global frente a enfermedades emergentes. Para México y América Latina, la lección es doble: por un lado, fortalecer las capacidades nacionales de respuesta, y por otro, articular estrategias colectivas que permitan acceder oportunamente a insumos críticos como vacunas, antivirales y pruebas diagnósticas.
Además, los sistemas de salud deben continuar invirtiendo en capacitación de personal, detección comunitaria y educación en poblaciones vulnerables, como personas inmunocomprometidas, niños y mujeres embarazadas, quienes tienen mayor riesgo de complicaciones graves. Mantener el contacto estrecho con organismos como la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) será fundamental para anticipar y mitigar escenarios adversos.
Después del fin de la alerta: el reto de no bajar la guardia
El anuncio de la OMS marca un avance en el control del mpox, pero también un recordatorio de que las emergencias sanitarias no terminan con una declaración administrativa. La viruela símica sigue siendo endémica en África y puede reaparecer en otras regiones si se descuida la vigilancia.
Para México, la enseñanza principal es que la resiliencia sanitaria se construye de manera permanente. Preparar los laboratorios, mantener las redes de vigilancia activa y sostener los mecanismos de cooperación internacional son pasos obligatorios para evitar que el país sea sorprendido por una nueva ola de contagios.
El mpox demuestra que las enfermedades infecciosas no reconocen fronteras, y que solo la anticipación y la preparación constante pueden garantizar que la experiencia de 2022 no se repita en el futuro.