En México, las zonas fronterizas han dejado de ser vistas únicamente como espacios de tránsito o conflicto migratorio. Hoy se posicionan como ejes estratégicos para garantizar el derecho a la salud de comunidades indígenas y personas en movilidad, mediante un modelo integral que busca convertirse en referente nacional y regional.
Un nuevo paradigma sanitario para las fronteras mexicanas
Durante la Reunión Nacional de Políticas Públicas para la Salud Fronteriza, celebrada en Tapachula, Chiapas, autoridades de salud, representantes de gobiernos estatales y organismos internacionales discutieron la necesidad de coordinar acciones en la frontera sur y norte del país. El objetivo: responder a los retos sanitarios derivados de la movilidad humana y de las desigualdades estructurales que afectan a comunidades vulnerables.
En el encuentro, la secretaria ejecutiva de la Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos, Gudelia Rangel Gómez, presentó el proyecto Frontera Saludable 2030, una agenda bilateral que busca atender enfermedades crónicas, padecimientos transmisibles prevenibles por vacunación, salud materna e infantil, así como problemas asociados a la contaminación ambiental.
Antecedentes de cooperación binacional
La propuesta actual se fundamenta en experiencias previas como la iniciativa Frontera Saludable 2020, que estableció ejes de trabajo conjunto entre México y Estados Unidos en enfermedades crónicas, infecciosas, salud materna e infantil, salud mental y prevención de accidentes. Aunque permitió avances importantes, también evidenció limitaciones: falta de coordinación institucional, recursos limitados y dificultades para dar seguimiento a indicadores comunes.
En esta nueva etapa, la intención es ampliar la visión hacia un modelo integral que no solo cubra la frontera norte, sino también la sur, donde el tránsito de personas migrantes ha aumentado significativamente en los últimos años.
Componentes estratégicos del modelo integral
Cobertura inclusiva y sin discriminación
El modelo busca garantizar que residentes fronterizos, comunidades originarias y personas migrantes tengan acceso a servicios básicos de prevención, diagnóstico y tratamiento, sin barreras administrativas ni discriminación por estatus migratorio.
Coordinación interinstitucional y binacional
Se prevé un fortalecimiento de alianzas entre autoridades federales, estatales y municipales, con la participación de la OPS/OMS, ACNUR, sociedad civil y organismos locales. El trabajo conjunto permitirá homologar protocolos de atención y crear mecanismos de referencia interinstitucional.
Vigilancia y gestión de información
Uno de los pilares será la creación de sistemas de información interoperables que permitan monitorear indicadores de salud fronteriza, identificar brotes epidemiológicos y evaluar la continuidad de la atención en poblaciones móviles.
Enfoque intercultural y de derechos humanos
El modelo reconoce la diversidad cultural y lingüística de las comunidades en frontera. Por ello, incorpora estrategias de atención diferenciada que consideran determinantes sociales, salud mental, nutrición y acceso a servicios básicos.
Financiamiento y sostenibilidad
La viabilidad de la propuesta dependerá de la claridad en la asignación de recursos. Se contempla una combinación de presupuestos federales, estatales y cooperación internacional, con criterios de eficiencia y transparencia para garantizar su permanencia en el tiempo.
Retos y riesgos de implementación
El secretario de Salud de Chiapas, Omar Gómez Cruz, subrayó que la frontera sur, históricamente relegada, debe ser reconocida como un eje estratégico para la protección de la salud y la seguridad nacional. Sin embargo, advirtió que para consolidar el modelo será necesario superar varios desafíos:
- Fragmentación institucional: México cuenta con un sistema descentralizado que exige coordinación estrecha entre niveles de gobierno.
- Demanda creciente: el incremento de flujos migratorios presiona la infraestructura y los recursos sanitarios disponibles.
- Vacíos legales: persisten barreras documentales y administrativas que dificultan el acceso a servicios médicos.
- Déficit de datos comparables: la ausencia de sistemas de información unificados limita la capacidad de evaluar resultados.
- Riesgo de politización: la atención a migrantes no debe confundirse con control migratorio, sino mantenerse como un derecho humano.
Perspectivas y oportunidades
Los acuerdos alcanzados en Tapachula incluyen el fortalecimiento de la cooperación interinstitucional y la creación de mecanismos de seguimiento para evaluar la efectividad del modelo. Expertos señalan que se trata de una oportunidad histórica para transformar las fronteras en espacios de desarrollo y equidad, con impacto positivo en salud pública y cohesión social.
Entre las recomendaciones clave destacan: iniciar proyectos piloto escalables en regiones estratégicas, capacitar al personal de salud en competencias interculturales, implementar sistemas de información compartidos y garantizar la participación activa de comunidades locales y organizaciones de migrantes.
México apuesta por un modelo sanitario integral en sus fronteras
Con la puesta en marcha del modelo integral de salud fronteriza en México, el país busca transformar sus límites geográficos en espacios de cooperación y garantía de derechos, priorizando a comunidades indígenas y personas en tránsito. La iniciativa Frontera Saludable 2030 se perfila como un referente nacional y regional en la atención de la movilidad humana y en la reducción de brechas sanitarias históricas, aunque su éxito dependerá de la asignación de recursos, la coordinación interinstitucional y el seguimiento efectivo de resultados.