La salud mental de la Generación Z en México enfrenta una dualidad compleja: optimismo y agotamiento. De acuerdo con el Reporte Global sobre Salud Mental y Generación Z 2025 de UNICEF, los jóvenes mexicanos se destacan como los más esperanzados y empoderados entre los siete países analizados, pero también como los más abrumados por las noticias, el cambio climático, la incertidumbre económica y el estigma que aún persiste en escuelas y espacios laborales.
Esperanza y sentido de propósito en medio de la adversidad
El estudio de UNICEF revela que el 70% de los jóvenes mexicanos siente que forma parte del mundo, y 64% se considera empoderado para contribuir a su futuro, cifras que superan ampliamente el promedio global de 59% y 48%, respectivamente. Asimismo, 69% cree tener una responsabilidad hacia su país, lo que refleja una conciencia cívica activa y un deseo de incidencia social en su entorno.
En contraste con países como Japón, Suiza o Reino Unido, la Generación Z mexicana mantiene una percepción más positiva del presente y el futuro, incluso frente a crisis interconectadas como el cambio climático, la injusticia social y la inseguridad económica. Siete de cada diez jóvenes expresan preocupación por el futuro del mundo, pero en igual proporción manifiestan esperanza en la posibilidad de transformarlo.
Esta dualidad entre preocupación y optimismo, describe el eje emocional de una generación que no se considera víctima pasiva de su entorno, sino agente de cambio en un contexto global incierto.
Un panorama emocional marcado por la saturación informativa
El informe subraya que tres de cada cuatro jóvenes mexicanos (72%) se sienten abrumados por las noticias o los eventos nacionales e internacionales, una cifra superior al promedio global (60%). México se ubica, junto a Sudáfrica, como el país donde el impacto emocional del entorno mediático es más intenso.
Este fenómeno, identificado como “fatiga informativa” o doomscrolling, ha sido conceptualizado por UNICEF como un elemento que contribuye a la sensación de “permacrisis”: una exposición constante a situaciones de tensión, guerras, crisis climática, polarización política y desigualdad que erosiona el bienestar emocional. A pesar de ello, la juventud mexicana conserva un notable grado de satisfacción vital: 70% se declara satisfecho con su vida, frente al 54% promedio del resto de los países analizados.
En un entorno de incertidumbre, este dato revela una resiliencia social que se nutre del sentido de comunidad y de la búsqueda de propósito colectivo.
Estrategias de afrontamiento: la música, el juego y la conexión social
A diferencia de otras naciones, los jóvenes mexicanos no permanecen pasivos ante el malestar. Según el estudio, escuchar música y jugar videojuegos son las principales estrategias utilizadas para mitigar el impacto emocional de las noticias negativas. Más del 80% de los encuestados afirmó recurrir a estas actividades cuando se siente abrumado, seguidas de pasar tiempo con amigos o familia, rezar, caminar o explorar actividades creativas.
UNICEF destaca que, en México, estas prácticas no solo alivian el estrés, sino que generan una recuperación emocional más rápida en comparación con otros países, lo que demuestra una capacidad adaptativa singular.
Este hallazgo plantea una oportunidad para que las políticas de salud mental incorporen herramientas culturales y recreativas como componentes terapéuticos y preventivos.
Una generación empoderada pero sin apoyo suficiente
El estudio revela un dato preocupante: 51% de la Generación Z mexicana afirma haber necesitado ayuda psicológica en algún momento, superando a países como Japón (31%) o Suiza (38%). Sin embargo, la demanda no se traduce en acceso efectivo, debido a barreras estructurales y sociales que impiden buscar atención.
El 56% de los jóvenes considera que existe estigma hacia la salud mental en las escuelas, y 62% identifica el mismo problema en el ámbito laboral, los niveles más altos entre los países participantes.
Este estigma, advierte el informe, afecta especialmente a las mujeres jóvenes, quienes reportan sentirse más abrumadas por las noticias (77% frente a 65% de los hombres) y menos seguras en sus comunidades (49% vs. 62%). También son más propensas a haber necesitado ayuda psicológica (55% frente a 45%).
Estas brechas de género en la salud mental evidencian la necesidad de políticas diferenciadas que reconozcan las condiciones sociales, económicas y culturales que amplifican el estrés y la vulnerabilidad emocional de las mujeres jóvenes.
Adolescentes más resilientes, adultos jóvenes más ansiosos
El informe distingue dos grupos dentro de la Generación Z: los adolescentes (14-17 años) y los adultos jóvenes (18-25). Los primeros muestran mayor satisfacción con su vida (83%) y sentido de pertenencia comunitaria (64%), mientras que los segundos presentan mayor ansiedad y menor optimismo sobre su futuro. Esta brecha etaria refleja cómo las exigencias de la vida adulta empleo, estudio superior, independencia económica intensifican la exposición a factores estresantes.
Los adolescentes, en cambio, muestran mayor conexión con su entorno inmediato, aunque un 80% manifiesta preocupación por el futuro del planeta. UNICEF advierte que esta combinación de esperanza y ansiedad puede generar una tensión emocional que, si no se gestiona adecuadamente, se traduzca en burnout o frustración social a mediano plazo.
Instituciones bajo la mirada crítica de la Generación Z
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la alta expectativa de los jóvenes respecto al papel de las instituciones. El 87% considera que el gobierno en sus niveles local, estatal o nacional debe asumir un rol activo en la promoción del bienestar mental, mientras que 81% señala a las escuelas como actores esenciales.
Asimismo, 75% espera liderazgo de las instituciones internacionales, y 73% de los medios de comunicación, evidenciando una conciencia sobre la influencia del entorno informativo en la estabilidad emocional.
UNICEF subraya que la juventud mexicana no delega completamente la responsabilidad: 66% afirma que ellos mismos deben ser parte de la solución, lo que refleja una visión corresponsable y participativa del cuidado emocional.
Desafíos para las políticas públicas de salud mental en México
El panorama descrito por el informe plantea desafíos inmediatos para las políticas públicas y los servicios de salud mental. En un país donde más de la mitad de los jóvenes manifiesta haber necesitado apoyo psicológico, el fortalecimiento de programas de prevención, atención oportuna y reducción del estigma debe convertirse en prioridad estratégica.
Las conclusiones del estudio sugieren que las políticas intersectoriales que vinculen educación, salud, cultura y medios, podrían ofrecer respuestas más integrales. La implementación de espacios de escucha activa, programas de bienestar emocional escolar, campañas de alfabetización mediática y plataformas digitales seguras son medidas recomendadas para reducir la sobrecarga emocional y fortalecer la resiliencia juvenil.
UNICEF enfatiza que “la salud mental ya no debe tratarse como un efecto secundario de la disrupción global; debe ser parte de cómo respondemos, nos recuperamos y reimaginamos nuestro futuro”, en palabras de la doctora Zeinab Hijazi, líder global de Salud Mental del organismo.
Una generación resiliente que exige ser escuchada
La Generación Z mexicana emerge de este informe como un grupo empático, consciente y dispuesto a actuar, pero que requiere acompañamiento institucional sostenido. Su mensaje es claro: el bienestar emocional no puede depender solo del esfuerzo individual, sino de un entorno que garantice apoyo, información confiable y acceso equitativo a servicios de salud mental.
El desafío para México y para el sistema de salud en su conjunto, será traducir este diagnóstico en políticas tangibles que combinen ciencia, empatía y participación juvenil para construir una salud mental colectiva más sólida y sostenible.
Descargue el Reporte Global sobre Salud Mental y Generación Z 2025 de UNICEF, aquí:



