PUBLICADO: mayo 22, 2025 | 11:15 am

Silicosis en México 2025: la amenaza pulmonar que crece entre la informalidad y el polvo industrial

Miles de trabajadores en México inhalan sílice sin saberlo. La silicosis resurge y afecta a jóvenes en construcción, minería y cerámica. Crisis silenciosa.
Silicosis en México 2025 la amenaza pulmonar que crece entre la informalidad y el polvo industrial

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Cada día, miles de trabajadores mexicanos inhalan, sin saberlo, partículas que podrían costarles la vida. La silicosis, una enfermedad pulmonar incurable causada por la exposición a la sílice, ha resurgido en México, afectando a jóvenes en sectores como la construcción, minería, manufactura de encimeras y cerámica. Con cifras en aumento, escasa vigilancia y alta informalidad laboral, el país enfrenta una crisis respiratoria silenciosa.

Silicosis: un enemigo invisible en los pulmones

La silicosis es una enfermedad ocupacional provocada por la inhalación continua de sílice cristalina respirable. Esta sustancia se encuentra en materiales como arena, granito, cuarzo, concreto y ladrillo. Al cortar, lijar o manipular estos materiales sin protección, se liberan partículas microscópicas que penetran profundamente en los pulmones y generan fibrosis, es decir, cicatrización permanente del tejido pulmonar.

Los síntomas, como tos persistente, fatiga y dificultad para respirar, suelen aparecer años después del contacto, cuando ya es demasiado tarde para revertir el daño.

México en 2025: la enfermedad reaparece entre jóvenes trabajadores

En México, aunque no hay estadísticas consolidadas y oficiales para 2025, diversas fuentes alertan sobre un incremento de casos. La Red de Salud Laboral de México estima que al menos 500 mil trabajadores están expuestos regularmente a sílice cristalina sin la protección adecuada. Entre ellos figuran albañiles, obreros en fábricas de mármol y cuarzo, mineros informales y trabajadores de talleres de cerámica.

De acuerdo con cifras reportadas sobre la situación en España, referencia obligada por su vigilancia activa se han registrado más de 5,900 casos desde 2007, con un récord de 520 nuevos diagnósticos en 2024. La mayoría son hombres entre los 30 y 49 años que trabajaban en la industria de encimeras de cuarzo. En México, donde más del 55% de la población ocupada trabaja en la informalidad (INEGI), la falta de diagnóstico y subregistro son obstáculos críticos para dimensionar el problema.

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Tipos y evolución de la silicosis

La silicosis puede presentarse en tres variantes:

Crónica: se desarrolla tras más de 10 años de exposición leve o moderada.
Acelerada: aparece entre 5 y 10 años de exposición intensa.
Aguda: surge en menos de dos años tras exposiciones extremas.

Además de la fibrosis pulmonar, los pacientes pueden desarrollar tuberculosis pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones respiratorias recurrentes y cáncer pulmonar. Según MedlinePlus, la silicosis no tiene cura, solo puede prevenirse.

Un diagnóstico poco accesible

En México, el diagnóstico temprano enfrenta varias barreras: baja cobertura de salud ocupacional, escasa formación de médicos generales en enfermedades laborales y la carencia de tomografías de alta resolución en el primer nivel de atención. El IMSS, en su guía clínica para enfermedades respiratorias, reconoce que la silicosis está subdiagnosticada y que la mayoría de los casos solo se identifican en etapas avanzadas.

Esto implica que miles de trabajadores respiran sílice a diario sin ser advertidos, sin evaluación médica periódica y sin acceso a monitoreo ambiental en sus lugares de trabajo.

Costos sanitarios y sociales: un peso invisible en el sistema

En Europa, el costo del tratamiento y pensiones por silicosis supera los 16.9 millones de euros anuales, según el Instituto Nacional de Seguridad Social de España. México no cuenta con un sistema consolidado para cuantificar este gasto, pero se estima que el tratamiento por paciente puede costar entre 100,000 y 200,000 pesos anuales, incluyendo consultas especializadas, oxigenoterapia, incapacidad laboral y hospitalizaciones por complicaciones.

Además, la mayoría de los casos no se registran como enfermedades laborales, por lo que el sistema de salud general ya saturado absorbe el impacto financiero sin estrategias específicas de mitigación.

El costo de no aplicar la NOM-010-STPS-2014 en México

Desde 2014, México cuenta con la Norma Oficial Mexicana NOM-010-STPS-2014, que regula la exposición a agentes químicos contaminantes, entre ellos el dióxido de silicio. La norma establece límites de exposición, monitoreo ambiental, provisión obligatoria de equipos de protección y vigilancia médica.

No obstante, informes del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indican que en más del 70% de las micro y pequeñas empresas no se aplican los protocolos de monitoreo ni se entregan los equipos adecuados, como mascarillas N95 certificadas.

Prevención: la única solución real

La silicosis es completamente prevenible. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomiendan:

  • Implementar sistemas de extracción localizada y ventilación eficiente.
  • Realizar trabajos húmedos (aplicación de agua durante corte o perforado).
  • Sustituir materiales peligrosos.
  • Capacitar periódicamente al personal operativo.
  • Dotar de equipos certificados de protección personal (EPP).
  • Hacer vigilancia médica activa con espirometría y radiografía de tórax.
  • Pese a esto, en México en 2025, menos del 20% de los trabajadores expuestos recibe capacitación formal o realiza pruebas de tamizaje respiratorio, según datos recopilados por RENAST y la STP.

Una enfermedad prevenible, pero desatendida

La silicosis no es una enfermedad nueva, pero su resurgimiento en México en 2025 pone en evidencia deficiencias estructurales en la vigilancia sanitaria, la inspección laboral y la implementación de medidas de protección en los entornos de trabajo. Mientras se mantenga subestimada y sin una respuesta institucional clara, sus consecuencias seguirán extendiéndose en los sectores más vulnerables.

Es momento de actuar con políticas públicas efectivas, sistemas de reporte epidemiológico integrados y una voluntad política firme que priorice la salud de quienes construyen y sostienen la infraestructura productiva del país.

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