El pasado 28 de marzo de 2025, representantes de las principales instituciones del sector salud en México, junto con organizaciones de la sociedad civil, firmaron la Carta de Intención para la Implementación del Plan Nacional de Demencias, un documento que formaliza el compromiso de articular esfuerzos para enfrentar uno de los retos sanitarios más complejos del siglo XXI.
La firma tuvo lugar durante la reunión técnica “Avances y retos en la implementación del Plan Nacional de Demencias de México 2025”, organizada por el Instituto Nacional de Geriatría (INGER) en colaboración con la Federación Mexicana de Alzheimer A.C. (FEDMA), en un esfuerzo que congregó a especialistas clínicos, investigadores, autoridades sanitarias y representantes de organizaciones no gubernamentales.
Entre las instituciones firmantes se destacan la Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), IMSS-BIENESTAR, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA), así como los Institutos Nacionales de Psiquiatría, Neurología, Nutrición y Geriatría. A este esfuerzo se sumaron Alzheimer’s Disease International y Alzheimer Iberoamérica como testigos de honor.
El panorama nacional: demencia como desafío urgente
Según estimaciones oficiales, en México actualmente viven 1.3 millones de personas con algún tipo de demencia, una cifra que podría triplicarse para el año 2050 si no se adoptan políticas públicas orientadas a la prevención, el diagnóstico oportuno, el tratamiento integral y el acompañamiento a las familias.
Este fenómeno no solo representa un desafío clínico, sino también social y económico. La ausencia de programas específicos y de acceso garantizado a servicios especializados ha desplazado el peso del cuidado a los hogares, donde la carga recae mayoritariamente sobre las mujeres, sin apoyos institucionales ni recursos formales de soporte.

Ejes estratégicos del Plan Nacional de Demencias
Durante el encuentro de dos días que enmarcó la firma del acuerdo, los participantes definieron una serie de ejes estratégicos para guiar la implementación del plan:
- Mejora en la trayectoria de atención de las personas con demencia, desde el primer contacto con el sistema de salud hasta las fases avanzadas de la enfermedad.
- Promoción del conocimiento y eliminación del estigma, con campañas que favorezcan la comprensión social de la demencia como una condición de salud y no como parte “normal” del envejecimiento.
- Desarrollo de estrategias de cuidados formales e informales, incluyendo apoyo directo a cuidadores, capacitaciones, formación de redes de soporte y articulación comunitaria.
- Fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil, reconociendo su papel clave en la atención, la educación y la defensa de los derechos de las personas con demencia.
Estos componentes se alinean con los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desde 2017 ha instado a los países miembros a establecer planes nacionales para enfrentar el impacto global del Alzheimer y otras demencias.
Un nuevo enfoque de salud pública
La firma de esta carta de intención representa un punto de inflexión en la política sanitaria mexicana en materia de salud mental y envejecimiento. Hasta ahora, la atención a las demencias había quedado relegada a programas fragmentados, sin una estrategia nacional unificada ni presupuesto consolidado.
La iniciativa impulsada por el INGER y FEDMA reconoce que el envejecimiento de la población exige modelos de atención centrados en la persona, integrados y basados en evidencia, capaces de responder tanto a las necesidades clínicas como al entorno familiar y social del paciente.
Se prevé que la implementación del plan requiera no solo una reorientación del gasto público en salud, sino también la formación de recursos humanos especializados, adecuación de protocolos clínicos y desarrollo de indicadores que permitan monitorear el progreso en cada región del país.
Cooperación internacional y mirada iberoamericana
La participación de Alzheimer’s Disease International (ADI) y Alzheimer Iberoamérica (AIB) como observadores en este proceso evidencia el interés global en fortalecer las respuestas locales frente a las demencias.
México se suma así al grupo de países iberoamericanos que han iniciado o consolidado planes nacionales, como Chile, Argentina, Costa Rica y España, con enfoques que privilegian la integración intersectorial, el enfoque de derechos y la territorialización de la atención.